Sociedad

La Clínica Universidad de Navarra alerta: esta dieta eleva el riesgo de enfermedad cardiovascular

Un médico enseña una dieta. IA
La institución médica señala que la dieta predominante en muchos países desarrollados es rica en alimentos aterogénicos.

La Clínica Universidad de Navarra ha advertido sobre el impacto que tienen los hábitos alimentarios actuales en la salud cardiovascular.

La institución médica señala que la dieta predominante en muchos países desarrollados es rica en alimentos aterogénicos, especialmente grasas saturadas de origen animal, lo que eleva de forma preocupante los niveles de colesterol en sangre.

Según han explicado desde el centro, existen personas con mayor riesgo de sufrir hipercolesterolemia debido a alteraciones genéticas o a la presencia de factores como la hipertensión, diabetes, tabaquismo o antecedentes de enfermedad coronaria. En estos casos, una dieta baja en calorías puede ayudar significativamente a reducir el colesterol.

Desde la Clínica recomiendan modificar la dieta en aquellas personas con colesterol total entre 200 y 250 mg/dl, y aplicar un tratamiento dietético intensivo en casos de colesterol superior a 250 mg/dl, en ocasiones combinado con tratamiento farmacológico. El objetivo es reducir el colesterol total por debajo de 200 mg/dl o el LDL por debajo de 130 mg/dl, para situarse en un nivel de bajo riesgo cardiovascular.

Numerosos estudios han demostrado que la alimentación afecta directamente al metabolismo de las grasas. Una dieta hipercalórica, por ejemplo, favorece la producción hepática de triglicéridos y colesterol LDL, mientras que una dieta hipocalórica reduce los niveles de colesterol y triglicéridos y aumenta el HDL, considerado protector.

Uno de los componentes más influyentes es el colesterol dietético, que se absorbe en un 40% y se encuentra principalmente en productos animales, como los huevos, vísceras, carnes y lácteos enteros.

Las cifras elevadas de ingesta diaria (más de 100 mg/día) se asocian con aumentos en la colesterolemia. En los países desarrollados, se calcula que un tercio del colesterol ingerido procede de la carne, otro tercio de los huevos y el resto de las grasas animales.

Las grasas saturadas, abundantes en productos animales y bollería industrial, son especialmente perjudiciales. La Clínica Universidad de Navarra aconseja reducirlas y sustituirlas por grasas monoinsaturadas, como las del aceite de oliva o la carne de cerdo, y por grasas poliinsaturadas, presentes en pescados y aceites vegetales como el de maíz, girasol o soja.

Además del tipo de grasa, otros componentes de la dieta también juegan un papel clave. Una dieta rica en fibra (presente en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres) puede reducir el colesterol LDL hasta en un 10%, gracias a su capacidad de favorecer la excreción de colesterol y ácidos biliares.

Los hidratos de carbono no afectan directamente al colesterol total, aunque si su consumo es excesivo y se combina con una dieta baja en grasas, pueden elevar los triglicéridos. Por ello, se recomienda que representen entre el 50-60% del aporte calórico. En cuanto a las proteínas, no modifican significativamente los lípidos plasmáticos, pero deben mantenerse entre el 10-20% del total energético.

Por último, el consumo de alcohol también influye. Su exceso es una causa común de hiperlipidemia secundaria, especialmente en personas con tendencia a la hipertrigliceridemia. Aunque el consumo moderado no está contraindicado en todos los casos, la Clínica Universidad de Navarra aconseja evitarlo completamente si hay elevación de triglicéridos.