SOCIEDAD
María y Javier, los mellizos de la Universidad de Navarra que viven su vocación en los campos de fútbol
Ambos estudiantes del grado de Educación Infantil en la Universidad de Navarra y entrenadores de dos equipos de “Yo juego en Osasuna”.

María y Javier Celaya Nieva, mellizos pamploneses de 20 años, comparten mucho más que el apellido y su pasión por el fútbol. Ambos estudian Educación Infantil en la Universidad de Navarra, con mención en Atención a la Diversidad, y, desde hace unos meses, entrenan a dos equipos de diversidad funcional (DF) dentro del programa Yo Juego en Osasuna, impulsado por la Fundación Osasuna.
Javier, que desde pequeño ha jugado al fútbol en equipos como Teresianas, Lezkairu o Asdefor, es el responsable de un equipo formado por chavales menores de 20 años.
María, por su parte, entrena a un grupo de jóvenes y adultos de entre 20 y 40 años. Cada semana acuden juntos a las instalaciones de Tajonar, donde preparan sesiones adaptadas a las necesidades de cada grupo.
“El entrenamiento comienza desde el primer momento, cuando los jugadores nos ayudan a llevar el material al campo”, cuenta María.
Después, todos se colocan en círculo, se elige un capitán y comienza la sesión. “Dependiendo del día, trabajamos habilidades técnicas, resistencia, estrategia o trabajo en equipo, pero siempre adaptando los ejercicios a las capacidades de cada uno”, añade.
Para los mellizos, entrenar en Tajonar “era un sueño”, confiesa María. Desde pequeños han sido aficionados de Osasuna, y esta oportunidad les permite combinar vocación y pasión. Además, gracias a su formación académica, aplican técnicas que fomentan una enseñanza inclusiva y accesible para todos.
“Estamos aprendiendo a crear un ambiente motivador, seguro y donde cada persona pueda sentirse capaz”, destaca María. En su caso, la experiencia también le está ayudando a ganar “empatía, paciencia y creatividad para mantener la motivación de cada jugador”. Javier, por su parte, subraya que “el cariño que recibimos es inigualable. Cada vez que llego me abrazan, y eso demuestra lo mucho que disfrutan”.
Recuerdan su primer día con ilusión y nervios. “Fue increíble. Me sorprendió lo rápido que conectamos con ellos”, señala Javier. “Mostraron un respeto y una actitud excepcionales desde el principio, y eso lo hizo todo más fácil”.
Ambos insisten en que su función no es solo enseñar, sino aprender de cada jugador. “A veces se tiende a pensar que, por tener una discapacidad, deben ser tratados de forma diferente, pero lo importante es comprender sus necesidades sin subestimarlos”, afirma Javier. “Es una experiencia enriquecedora en todos los sentidos”, concluye.
El proyecto Yo Juego en Osasuna demuestra que el fútbol puede ser una herramienta poderosa para la inclusión, el aprendizaje y la convivencia, y que el compromiso de jóvenes como María y Javier marca una verdadera diferencia en la vida de sus jugadores.