La Clínica Universidad de Navarra impulsa una solución pionera que podría aliviar a millones de pacientes
La Clínica Universidad de Navarra y el Cima han desarrollado un proyecto de investigación pionero que podría revolucionar el tratamiento de pacientes con el corazón dañado tras un infarto de miocardio. A través de técnicas avanzadas de impresión 3D, los investigadores han creado un dispositivo bioingenierizado diseñado para asistir al corazón lesionado, facilitando su capacidad de contracción.
El tratamiento consiste en colocar un andamio microfibrilar sobre la zona afectada del corazón. Este andamio sirve de soporte para unas células cardiacas especiales, generadas en laboratorio mediante terapia celular a partir de células madre humanas reprogramadas. El objetivo es regenerar el tejido dañado y mejorar la capacidad de bombeo del órgano.
Antes de crear el dispositivo, el equipo analizó el corazón mediante modelos informáticos para adaptar el diseño a cada paciente, en tamaño y forma. Posteriormente, fabricaron la estructura con impresión 3D y la recubrieron con las células vivas empleando biomateriales que permiten desarrollar un tejido funcional.
El Dr. Felipe Prósper, director del Área de Terapia Celular y coordinador del proyecto, ha explicado que “aunque es pronto para probar estos dispositivos en humanos, los experimentos realizados en modelos preclínicos de tamaño similar al humano han mostrado resultados esperanzadores”.
Por su parte, el Dr. Manuel Mazo, investigador principal del grupo de Ingeniería de Tejidos Cardíacos del Cima, ha subrayado que esta propuesta “pretende ofrecer una solución única, al trasplantar el tejido nuevo justo donde se necesita para recuperar la función cardiaca. Esto podría reducir el uso crónico de medicación y la necesidad de asistencia médica continua”.
La investigación, iniciada en 2020, ha contado con la colaboración de quince instituciones de seis países europeos: España, Países Bajos, Bélgica, Irlanda, Alemania y Portugal. El enfoque multidisciplinar ha sido clave para avanzar en una solución que, según el equipo científico, podría aplicarse también a otras enfermedades cardíacas en el futuro.
El infarto de miocardio sigue siendo la principal causa de muerte en todo el mundo, tanto en hombres como en mujeres. Por ello, este tipo de avances suponen un paso esperanzador hacia nuevos enfoques terapéuticos que vayan más allá de los tratamientos actuales.