Sociedad

Así es la experiencia que ha cambiado la vida a dos profesores navarros en África y Sudamérica

Iñigo Velaz con los niños y niñas del Child Protection Centre de los salesianos en Lagos (Nigeria) y la foto de Maite Piérola con un grupo de jóvenes mecánico en Cali (Colombia). CEDIDA
Dos profesores de Salesianos Pamplona colaboran este verano en proyectos misioneros en Nigeria y Colombia con jóvenes en riesgo.

Dos profesores de Salesianos Pamplona han cambiado este verano las aulas de Sarriguren por escenarios muy distintos en Nigeria y Colombia, donde participan en el Voluntariado Misionero Salesiano que organiza la ONG Misiones Salesianas. La experiencia, desarrollada entre julio y agosto, les ha permitido trabajar con niños y jóvenes en situación de especial vulnerabilidad.

El profesor de Educación Física Iñigo Vélaz Lorente colabora en el Child Protection Centre de los Salesianos en Onipetesi, Lagos (Nigeria), más conocido como Casa Don Bosco. Allí viven 17 niños y 3 niñas que han pasado parte de su vida en la calle.

Por su parte, la profesora de inglés Maite Piérola Asarta desarrolla su labor en Salesianos Cali (Colombia), en un centro que combina una escuela de media jornada, una casa de protección para chicos y chicas en proceso de reinserción y cursos formativos en mecánica y administración, además de un oratorio los sábados por la tarde.

Según detalla Maite, su trabajo incluye acompañar y dar clases de comunicación, inteligencia emocional, hábitos saludables y lectura, además de colaborar en las actividades de ocio y catequesis.

Iñigo, que comparte experiencia con otra voluntaria española, explica que su día a día es muy variado: desde organizar juegos y actividades culturales hasta colaborar en la panadería, ayudar en la granja y ser monitor en un campamento de verano, donde imparte clases de matemáticas y fotografía.

Ambos destacan el optimismo de los jóvenes con los que trabajan. Iñigo subraya la hospitalidad y la solidaridad de la gente, mientras que Maite agradece la acogida recibida por parte de los responsables de cada centro y de sus compañeros de voluntariado. “Con la ayuda de todos he sentido que ha merecido mucho la pena y que con pequeños actos se pueden conseguir grandes cosas”, resume la profesora.

Para Iñigo, la experiencia dejará una huella profunda: “Escuchar las historias de vida de los chicos y chicas te remueve por dentro y te obliga a replantearte muchas cosas. Conocer su cultura, su forma de socializar o de vivir la fe ha sido un auténtico choque que me ha abierto la mente”.

Antes de viajar, ambos participaron en un proceso de formación de varios meses, entre octubre y junio, dentro del programa del Voluntariado Misionero Salesiano de la provincia de Salesianos Santiago el Mayor. En esta edición, 49 personas de distintas casas salesianas han tomado parte en proyectos internacionales. Para Maite, esta preparación es “necesaria para entender qué significa el voluntariado y cómo se organiza”, mientras que Iñigo destaca que ayuda a saber si se está listo para asumir un compromiso que exige tiempo, dinero, esfuerzo y una gran disposición personal.