Sociedad

José Miguel y Blanca, de un pueblo de Navarra, celebran medio siglo de amor “enamorados perdidos”

José Miguel Martínez y Blanca Azpiroz en el homenaje organizado por Caja Rural de Navarra a 245 matrimonios que este año celebran sus bodas de oro. IÑIGO ALZUGARAY
Este martes, 245 matrimonios han sido homenajeados por sus bodas de oro con una jornada muy completa.

El homenaje a los matrimonios que cumplen medio siglo de casados ha reunido este martes a 245 parejas navarras en una celebración organizada por Caja Rural de Navarra, un día cargado de emoción, recuerdos y gestos de cariño.

El encuentro  ha comenzado con una misa conmemorativa, a la que muchos de los asistentes han llegado cogidos de la mano, sonrientes y elegantes. Las mujeres, con sus mejores galas y un ramo de flores que la entidad les ha entregado como detalle, y ellos, también arreglados, algunos incluso con traje, han llenado el ambiente de una alegría serena y compartida.

Tras la ceremonia, las parejas han sido recibidas en el Castillo de Gorraiz, donde se ha celebrado una recepción institucional para homenajear su ejemplo de amor y compromiso. Después, la jornada ha continuado con una comida de hermandad, en la que no han faltado las risas, las anécdotas y los brindis por los años compartidos.

Entre los asistentes se encontraban José Miguel Martínez Cortés y Blanca Azpiroz, un matrimonio de Peralta que contrajo matrimonio el 23 de agosto de 1975, “con un calor tremendo”, recuerda Blanca entre risas. Él tenía 27 años y ella 22, y se conocían de toda la vida. “Estábamos enamorados perdidos, no sabíamos a dónde íbamos porque los tiempos eran diferentes”, explica con cariño.

A la pregunta de qué les gusta del otro, José Miguel bromea: “Ahora estoy feo, pero antes pesaba 62 kilos”, cuenta entre carcajadas. Blanca no duda en responder: “Él es guapísimo”. Ambos recuerdan aquellos años como una etapa llena de ilusión. “Nos adorábamos”, añade él. Hoy, después de cinco décadas juntos, aseguran tener “tres hijos divinos” y la satisfacción de haber compartido toda una vida.

El ambiente de la jornada ha sido de alegría, emoción y gratitud. En los gestos y miradas de cada pareja se percibía la complicidad de quienes han recorrido medio siglo juntos, superando etapas y celebrando la vida con la misma ilusión del primer día.