Sociedad

El restaurante con platos caseros de un pueblo de Navarra que parece sacado de una postal

Valle de Salazar. Francis Vaquero / Turismo de Navarra
Además, desde este pueblo se pueden realizar rutas a cumbres muy importantes. 

En el corazón del Valle de Salazar, Ochagavía es un destino que parece sacado de una postal. Sus casas de piedra con tejados de teja roja, sus calles empedradas y su icónico puente medieval sobre el río Anduña lo convierten en uno de los pueblos más bellos del Pirineo navarro.

Situado a unos 85 kilómetros de Pamplona, este lugar es la puerta de entrada a la Selva de Irati, el segundo mayor hayedo-abetal de Europa y un lugar ideal para los amantes del senderismo, la naturaleza y la fotografía.

Pasear por Ochagavía es viajar en el tiempo. Su cuidado casco urbano mantiene el encanto de los pueblos tradicionales de montaña, con construcciones que datan de siglos atrás y una atmósfera serena que invita a la desconexión.

Entre sus edificios más representativos se encuentran la Iglesia de San Juan Evangelista, del siglo XI, y la Ermita de Nuestra Señora de Muskilda, situada en lo alto de una colina y desde donde se obtienen unas vistas impresionantes del valle. Cada mes de septiembre, la ermita es el epicentro de la Danza de Ochagavía, una de las expresiones folclóricas más antiguas de Navarra, donde los danzantes, ataviados con trajes tradicionales, interpretan una coreografía al ritmo de chistus y tambores.

Más allá del pueblo, el entorno natural de Ochagavía es un paraíso para los excursionistas. Desde aquí parten numerosas rutas que conducen a parajes espectaculares, como la subida a Orhi, el primer pico pirenaico que supera los 2.000 metros desde el Atlántico, o los senderos que recorren los densos bosques de la Selva de Irati, hogar de ciervos, jabalíes y una gran variedad de aves. Durante el otoño, este hayedo se tiñe de tonos rojizos y dorados, convirtiéndolo en uno de los lugares más impresionantes para disfrutar del cambio de estación.

En este marco incomparable se encuentra el Hotel Rural Auñamendi, un alojamiento con encanto que conserva la arquitectura típica pirenaica sin renunciar a las comodidades modernas. Ubicado en pleno centro de Ochagavía, este hotel ofrece una estancia acogedora con trece habitaciones cuidadosamente decoradas, cada una con su propio nombre, proporcionando a los huéspedes un ambiente cálido y familiar.

Uno de los mayores atractivos del Hotel Rural Auñamendi es su restaurante, un referente gastronómico en la zona. Su cocina, basada en productos locales y recetas tradicionales, ofrece un amplio abanico de opciones, desde un menú del día asequible hasta menús especiales para fines de semana y festivos, así como opciones para niños y grupos.

La carta combina lo mejor de la cocina navarra con un toque de modernidad, destacando platos como la ensalada de tomate raff con ventresca de atún y guindillas, el hojaldre relleno de hongos y langostinos o las manitas de cerdo deshuesadas, un clásico de la gastronomía del Pirineo.

Los postres caseros también ocupan un lugar destacado en la propuesta del restaurante. La torrija con helado, por ejemplo, es una de las especialidades más recomendadas por los comensales, quienes destacan el equilibrio entre la textura esponjosa del pan caramelizado y la suavidad del helado.

Además del restaurante, el hotel cuenta con un bar que ofrece una selección de ensaladas, raciones, platos combinados y bocadillos, ideales para quienes buscan una opción más ligera o desean reponer fuerzas después de una jornada de senderismo.

La calidad de la cocina y la atención personalizada han convertido al Hotel Rural Auñamendi en un lugar de referencia en la zona. Su combinación de hospitalidad, confort y gastronomía de calidad hace que muchos visitantes repitan la experiencia y lo recomienden como el lugar ideal para una escapada en el Pirineo navarro.