La histórica tienda de Pamplona que anuncia el día de su cierre después de toda una vida en la ciudad
Más de 100 años de historia y cuatro generaciones detrás del mostrador. Es el legado de uno de los comercios más emblemáticos de Pamplona, que echa el cierre definitivo el próximo 31 de marzo.
Es una tienda que está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra, como es el caso de la droguería Mary que lleva 70 años en la ciudad, actualmente con Asunción Garde.
El negocio, fundado en 1905 por Joaquín Ezcurdia, nació como un taller en la calle Curia, creció hasta convertirse en una fábrica en La Milagrosa y, con los años, se transformó en una tienda de referencia. Desde 1998, su ubicación en la calle Paulino Caballero ha sido un punto clave en el comercio local, pero la cuenta atrás para bajar la persiana ya ha comenzado.
Los escaparates lo dicen todo: carteles que anuncian liquidación total marcan el final de una era. "Nos da una pena terrible", confiesa Miryam Ezcurdia Soria, bisnieta del fundador, "porque no solo cerramos una tienda, sino que dejamos atrás la vida de nuestra familia, el esfuerzo de cuatro generaciones".
El cierre de Muebles Ezcurdia, situada en pleno segundo Ensanche de Pamplona, está estrechamente ligado a la figura de José María Ezcurdia Gurpegui, su gran impulsor y cara visible durante décadas. Fallecido en 2020 a los 83 años, no solo dejó huella en el negocio, sino también en la ciudad. Fue socio número 5 de Osasuna y el hermano más veterano de la Hermandad de San José y Santo Tomás, la más antigua de Pamplona.
Sus cuatro hijos, Ana, José Mari, Javier y Miryam, han intentado mantener vivo el legado, pero finalmente han tomado otros caminos profesionales. "Tal vez deberíamos haber reorientado el negocio, pero ya no sería la tienda que puso mi padre", admite Miryam, convencida de que el alma del comercio siempre estuvo ligada a la figura de su progenitor.
La historia de Muebles Ezcurdia es la de un comercio que evolucionó con los tiempos. Joaquín Ezcurdia lo puso en marcha a principios del siglo XX, su hijo José María amplió el taller y fundó una fábrica antes de la Guerra Civil, llegando a contar con más de 50 empleados. Su especialidad eran los muebles robustos, hechos con maderas nobles, piezas diseñadas para durar toda la vida.
El negocio dio un giro en 1995, cuando José María Ezcurdia Gurpegui decidió apostar por la venta de mobiliario en lugar de su fabricación. Primero abrió una tienda en la calle Olite y, en 1998, la de Paulino Caballero, que ahora se despide. "A la que más pena le va a dar el cierre es a mi madre", lamenta Miryam, aunque reconoce que hay cierto consuelo en saber que "el recuerdo de la tienda va a seguir vivo en las miles de casas que tienen muebles comprados a mi padre".
Y es que los muebles de Ezcurdia llevan décadas ocupando espacios en hogares de toda la ciudad. Cómodas de cerezo, escritorios de persiana, banquetas de forja, sillones Luis XVI, relojes de péndulo, aparadores de salón… Piezas con historia que ahora están a la venta con descuentos de hasta el 50% en la liquidación final.
Junto al mobiliario, también se despiden otros artículos que han formado parte de la esencia de la tienda: vajillas de cerámica, cuberterías de plata, cristalería, bandejas italianas, lámparas, candelabros y marcos de plata. "Mi padre tenía muy buen gusto para la decoración y sabía exactamente lo que buscaban sus clientes", recuerda Miryam.
Las puertas de Muebles Ezcurdia siguen abiertas hasta el 31 de marzo, ofreciendo una última oportunidad para llevarse un pedazo de su historia antes de que la tienda diga adiós para siempre.