COMERCIO LOCAL
La alegría de una tienda de Pamplona que encuentra el deseado relevo tras 28 años: "Estamos muy contentos"
"Nos enteramos de la tienda leyendo un reportaje en Navarra.com", confiesan emocionados sobre el nuevo reto que afrontan.

La frutería-charcutería José Mari de Pamplona ha cambiado de manos este 1 de marzo, marcando el final de una era tras 28 años de servicio en el barrio de Azpilagaña. Sus propietarios, el matrimonio navarro formado por Pilar Lanz Leoz y José Mari Elizondo Echegía, han encontrado el traspaso que tanto buscaban para poder dar paso a su merecida jubilación.
La tienda de ultramarinos está en la calle Miguel Astráin 10, muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso de la frutería Marian que invita a las clientas a un café, o la pastelería Eretzsol que ha abierto hace pocos meses.
La historia de la frutería-charcutería José Mari tomó un giro inesperado gracias a una noticia publicada en Navarra.com, que llegó a los nuevos dueños de manera fortuita. “Nos enteramos de la tienda leyendo un reportaje en Navarra.com.
Al día siguiente vine a preguntar”, cuenta Armando Vergara Basantes, ecuatoriano de 52 años, quien junto a su esposa Marcia Bonilla Poveda, de 50 años, ha asumido con entusiasmo el reto de continuar con el negocio. “Nos hemos arreglado con los dueños y vamos a empezar el 1 de marzo. Estamos con mucha ilusión y con la bendición de Dios para que todo vaya bien”, confiesan.
El matrimonio ecuatoriano no es ajeno a la vida en Pamplona. Armando, transportista de rutas internacionales, ha vivido aquí 23 años, mientras que Marcia lleva siete años trabajando en la residencia Amavir Oblatas, en la Rochapea. Ahora, ambos se sumergen en el mundo del comercio con energía y ganas de aprender.
“Estamos en el proceso de conocer a los clientes y de entender cómo se trabaja en la tienda. Nos enseñan cómo preparar las verduras, cómo hay que lavar y organizar todos los productos. Poco a poco estamos aprendiendo el día a día”, explican.
El pequeño negocio les ha conquistado desde el primer momento. “Nos gustó que la tienda es pequeña, acogedora y se puede llevar bien. Hay un poco de todo y nos sentimos muy a gusto”, afirma Marcia. Pero también son conscientes del esfuerzo que implica. “De momento no vamos a Ecuador, porque este trabajo requiere dedicación diaria”, añade Armando.
Por su parte, José Mari y Pilar se preparan para cerrar una etapa que ha marcado sus vidas. “Ha llegado el momento. Estamos muy contentos. Hay relevo y eso es importante para los clientes y para el barrio. Después de tantos años hemos cogido confianza con la gente. Esto es como un pueblo y tenemos mucho cariño a la clientela. Son muchos años de trabajo. Da pena dejarlo, pero así son las cosas”, confiesa José Mari.
Aunque el traspaso ya es oficial, la pareja no se desvinculará de inmediato. “Vamos a estar con ellos una temporada enseñándoles, para que la gente les conozca y ellos se adapten. Vamos a ayudarles en lo que podamos. No tenemos ninguna prisa. Un mes más o menos no cambia nada”, señala Pilar.
El reportaje en Navarra.com resultó ser clave en este desenlace, un hecho que sorprendió a los dueños salientes. “Dio fruto. Salío casi sin querer. No pensaba que iba a llegar tan pronto, pero llegó. Muy bien, muy a gusto y gracias a vosotros”, reconoce José Mari.
Ahora, con la tienda en nuevas manos, la pareja navarra planea disfrutar de la vida sin las ataduras del negocio. “Iremos al pueblo (Olagüe y Beintza Labaien), a pasear y ver venir, aunque seguiremos viviendo en Pamplona. La tranquilidad nos llama. La caza de septiembre a febrero. Hay que aprender primero a vivir sin trabajar. Nos acostumbraremos y organizaremos la vida de otra manera sin estar pendientes de horarios”, reflexiona Pilar.
Tras años de dedicación absoluta, llega el momento de recuperar el tiempo perdido. “Aprovecharemos los ‘puentes’ que antes era imposible porque el género no lo puedes dejar. Han sido 28 años trabajando de sol a sol. En los últimos tiempos solo cogíamos quince días de vacaciones y al principio ni eso. La mejor lotería es que tengamos salud. Lo demás se buscará. Tocamos madera”, concluyen.