Marimar, la pamplonesa que lleva toda la vida vendiendo revistas en el centro de la ciudad: "Espero jubilarme aquí"
Marimar Vázquez Latorre lleva toda una vida detrás de un mostrador, vendiendo periódicos y revistas. Lo hace con la misma dedicación que vio en su madre y en su abuelo, quienes comenzaron el negocio familiar hace décadas en Pamplona. Aunque las cosas han cambiado mucho desde entonces, ella sigue al pie del cañón, con esa sonrisa tranquila de quien ya lo ha visto todo.
Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso de la conocida tienda Trofeos Sago de Conchi Gómez o el Rincón del Pana, un bar venezolano que triunfa en la ciudad.
Marimar tiene 55 años y se ha pasado casi toda su vida trabajando en la tienda. “Estoy sola trabajando desde el año 97, pero me he criado aquí. Había que venir después del colegio a ayudar y esas cosas”, cuenta, mientras atiende a un cliente habitual. La tienda forma parte de su historia personal, pero también de la de su familia.
El abuelo, José Antonio Latorre, fue el pionero: empezó con "cuatro cajas y cuatro periódicos" en la acera de la calle Amaya en los años 60. Más tarde, el negocio pasó a su madre, Dolores Latorre Hernández, y finalmente a ella, quien asumió la responsabilidad en solitario cuando su madre se jubiló y, tiempo después, falleció.
Al pensar en el futuro, Marimar no puede evitar un suspiro: "No hay relevo en lo que sería cuarta generación porque el tema del papel va a menos. La gente está con internet. Yo por ahora me mantengo, aunque sea a duras penas", reconoce. Los tiempos han cambiado y cada vez hay menos jóvenes interesados en el negocio de la prensa en papel. Aun así, ella sigue al pie del mostrador, tratando de mantener vivo el legado familiar.
El negocio está ubicado en un barrio donde predomina la gente mayor, y eso le da un respiro. "Estoy en un barrio de gente mayor que todavía maneja el papel y eso para mí es un aliciente", explica con una sonrisa que refleja cierto alivio.
Los clientes habituales siguen buscando sus periódicos locales y las revistas del corazón, como el Pronto y el ¡Hola!, además de algunas publicaciones de historia que nunca pasan de moda. "Lo que más se vende son las revistas del corazón y las de historia", comenta.
El lugar del que hablamos es la tienda de prensa del Mercado del Ensanche, un espacio emblemático de Pamplona que abrió sus puertas en 1948. Situado entre las calles Olite, Gorriti, Amaya y Tafalla. El mercado ocupa una manzana completa y alberga más de 40 puestos, entre los que destacan panaderías, pescaderías, carnicerías, fruterías, una vinoteca y asados, además del conocido Restaurante El Mercao, galardonado con el Bib Gourmand de la Guía Michelín.
Marimar está orgullosa de formar parte de este espacio de comercio local y cercanía. Reconoce que las ventas no son lo que eran y que apenas obtiene beneficios, pero sigue al frente porque ama lo que hace: "La venta de prensa y revistas apenas da. Como no tengas algún complemento como el trabajo del marido, no hay mucha ganancia. Da lo justo. Creo que estoy trabajando solo para cotizar", comenta con un tono de resignación. Sin embargo, el apego por sus clientes pesa más que las dificultades.
A las 7 de la mañana, puntualmente, abre la tienda de lunes a sábado, y no se marcha hasta las 14 o 14:30. A lo largo de esas horas, recibe a sus habituales, les recomienda lo que sabe que les gusta y comparte con ellos anécdotas de la vida cotidiana. Un cliente asiduo afirma que la confianza y la cercanía son el secreto de su éxito:
"Estamos muy contentos con Marimar, además de verdad. Desde que dejé de trabajar y vine aquí a comprar el periódico, no lo cambio por nada". Ella sonríe al escucharlo, porque sabe que el vínculo con la gente es lo que realmente hace especial su trabajo.
Aunque el negocio familiar parece no tener continuidad, Marimar sigue mirando al futuro con optimismo. "Yo sé que si termino justo para jubilarme ya me veo contenta. Espero jubilarme aquí", comenta sin perder la calma. Para ella, la verdadera ganancia no está en los números, sino en las personas que siguen confiando en su tienda, en su sonrisa y en la cercanía que ofrece en cada visita.