Nagore, la navarra que convierte sus pinturas en ropa y complementos: “Cada prenda es algo único”
Nagore San Felices Mateos ha encontrado la manera de que el arte no se quede colgado en una pared, sino que pueda vestirse, lucirse y formar parte de la vida diaria. A sus 44 años, esta artista afincada en un pueblo de Navarra ha dado un giro a su carrera convirtiendo sus cuadros en ropa y complementos únicos, bajo su propia marca: Nagore.
Trabaja en un taller que ha creado en su propia casa, situada en un pequeño pueblo de la zona media de Navarra de apenas 350 habitantes. Está a solo media hora de Pamplona y a catorce kilómetros de Estella.
Sus camisetas, sudaderas, mochilas, bolsos, riñoneras y pañuelos no son simples productos estampados. Cada pieza nace de un cuadro original pintado en su taller. “Cada prenda es algo único, no repito diseños. Me gusta que quien compre algo mío sienta que lleva una pequeña obra de arte”, ha contado.
El proceso arranca siempre en el lienzo, combinando técnicas acrílicas y materiales diversos, para después digitalizar las obras y trasladarlas al textil mediante sublimación, una técnica que, como ha explicado, “respeta muy bien los colores y las texturas”.
Todo este proyecto ha echado raíces lejos del bullicio de su ciudad natal. Hace doce años, Nagore dejó el Casco Viejo de Bilbao para empezar una nueva vida tras casarse con Fernando, un chico de un pequeño pueblo navarro, Ancín.
Allí, entre paisajes tranquilos y un ritmo de vida pausado, ha instalado su taller en casa y ha levantado poco a poco su marca. El cambio, ha reconocido, no fue sencillo: “Al principio me costó un poco. Es mucho cambio salir del centro de una ciudad como Bilbao para venir aquí”.
Ese "aquí" es Ancín, una localidad de la comarca de Tierra Estella donde ha encontrado no solo su hogar, sino también inspiración y apoyo para emprender. Nagore ha contado con la ayuda del Servicio de Apoyo al Emprendimiento de TEDER, una entidad pública y gratuita integrada en la Red Navarra Emprende.
Gracias a este respaldo, ha podido darse de alta como autónoma, asistir a cursos de redes sociales y tramitar la solicitud para obtener el reconocimiento como artesana de Navarra. “Me han ayudado mucho. De redes sociales no sabía casi nada. Además, me avisan de ferias para poder mover mi trabajo”, ha relatado.
Aunque siempre se ha dedicado a la pintura, Nagore ha querido acercar su arte al día a día de las personas. “Todo empezó casi sin querer, haciéndome cosas para mí. La gente me preguntaba si vendía mis creaciones... y así empezó todo”, ha recordado con una sonrisa. Ahora combina la creación pictórica con el diseño textil, cosiendo algunas prendas ella misma, como los kimonos que está desarrollando, y encargando otras como camisetas o sudaderas ya confeccionadas, sobre las que luego trabaja la impresión y los acabados.
La acogida de su trabajo ha sido positiva. Desde su pequeño taller en Ancín, ha participado en varias ferias y ha empezado a hacerse un hueco en el mundo del diseño artesanal. “Estoy contenta. Va la cosa poco a poco. Es todo artesano. Lo hago todo yo”, ha afirmado orgullosa.
Aunque su vida ha cambiado de escenario, su vínculo con Navarra viene de mucho antes. Su padre es natural de Luquin, y desde niña ha pasado todos los veranos en el pueblo. “Tengo tíos allí y he venido toda la vida”, ha contado. Por eso, aunque el salto de Bilbao a Ancín fue grande, no le resultó completamente desconocido.
Nagore también ha valorado el impacto que este cambio ha tenido en su familia. Madre de una niña de diez años, ha destacado que vivir en un entorno rural es una apuesta por la calidad de vida. “Para mi hija es maravilloso. Tiene una libertad que ahora mismo en una ciudad no le puedes dar”, ha subrayado.