San Fermín

La figura del toreo que triunfó en Pamplona y regresa ahora para disfrutar de los Sanfermines

Juan Antonio Ruiz 'Espartaco, segundo por la izquierda, junto a varios amigos en el Nuevo Casino Principal de Pamplona. INSTAGRAM.
La afición navarra lo idolatró, como antes lo había hecho con leyendas del toreo como Antonio Ordóñez, Ruiz Miguel, Paco Camino, Diego Puerta o El Viti.

Ha regresado a Pamplona este 2025 sin necesidad de anunciarse en los carteles. No ha hecho falta. Su sola presencia ha encendido la memoria de muchos aficionados, aquellos que llenaron durante años los tendidos de la Monumental Navarra para verlo torear.

Este miércoles, ha sido el invitado especial en el tradicional Baile de la Alpargata del Nuevo Casino Principal, que no ha dudado en rendirle homenaje. “Hoy, el maestro ha puesto alma torera al Baile de la Alpargata. ¡San Fermín en estado puro!”, han publicado en sus redes sociales durante las fiestas de San Fermín.

La figura a la que se referían no necesita presentación en Pamplona. Quienes vivieron aquellas ferias del toro de finales de los ochenta y principios de los noventa saben bien lo que significaba su nombre en los carteles.

Las peñas no esperaban al primer pase para lanzarse a animar. Bastaba con ver su figura cruzando el ruedo para que retumbara el estribillo que quedó para siempre en la memoria colectiva: “Es-par-ta-coo, Es-par-ta-coo”, coreado al ritmo de bombos y charangas desde la solanera.

En ocho ocasiones ha salido a hombros por la puerta grande de Pamplona. Un récord al alcance de muy pocos. Una de esas tardes inolvidables tuvo lugar el viernes 13 de julio de 1990, en la séptima de abono. Allí volvió a demostrar por qué su nombre ocupaba entonces lo más alto del escalafón taurino.

Pero si hay una fecha que unió lo personal y lo profesional fue la de 1991. El 7 de julio, en pleno arranque de los Sanfermines, contrajo matrimonio con Patricia Rato. Apenas cinco días después, el 12 de julio, se enfrentó a dos toros del hierro de Sepúlveda, a los que cortó cuatro orejas. Aquel día compartió cartel con dos grandes de la época: El Niño de la Capea y Ortega Cano.

Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, natural de Espartinas, fue durante años el diestro más cotizado de la temporada. Dominó el escalafón en 1982 y luego de forma consecutiva desde 1985 hasta 1991.

En 1990, igualó el récord histórico de Joselito El Gallo con seis temporadas seguidas como líder, y en 1991 alcanzó también la marca de Domingo Ortega en temporadas totales en cabeza. En Pamplona, su nombre figuró siempre entre los preferidos de la Casa de Misericordia, y nunca faltó a sus compromisos con los empresarios.

Se lesionó jugando a fútbol en 1994, tras salir a hombros de Pamplona el 14 de julio de 1994, y estuvo sin torear cinco años. Su última corrida en San Fermín tuvo lugar el 13 de julio de 1999 con toros de Guadalest. Recibió palmas y ovación compartiendo cartel con Rivera Ordoñez y José Tomás.

Sobre la feria del Toro aseguró en la prensa navarra en 1999: "Siempre me ha gustado Pamplona y su público. Es un público que manifiesta sus raíces, su forma de ver las cosas y su forma de disfrutar las fiestas. Quieras o no quieras tiene una personalidad única y propia, y esto es muy bonito.

"Torear en Pamplona llena de satisfacción porque triunfar aquí es distinto. Dicen algunos que la gente canta, baila, parece que no está pendiente, pero poner de acuerdo a todo el mundo cuando haces una buena faena es algo que sólo se puede producir aquí. Yo he tenido la suerte de poderlo vivir durante muchos años y nunca lo olvidaré".

La afición navarra lo idolatró, como antes lo había hecho con leyendas del toreo como Antonio Ordóñez, Ruiz Miguel, Paco Camino, Diego Puerta o El Viti. Después vendrían otras figuras como Juan José Padilla o Pepín Liria, pero para muchos, su elegancia y dominio marcaron una época irrepetible en la feria pamplonesa.

En lo personal, su matrimonio con Patricia Rato terminó tras 20 años de relación y tres hijos en común: Alejandra, Isabella y Juan. A pesar de la ruptura, ha seguido vinculado de forma activa al mundo del toro.

Desde 1990 es propietario de la ganadería Juan Antonio Ruiz Román, con reses que pastan en la Dehesa Majavieja, en Constantina (Sevilla). Como ganadero, ha sumado también éxitos, especialmente en novilladas y festivales benéficos, y ha lidiado en plazas tan exigentes como Las Ventas de Madrid y La Maestranza de Sevilla.

Este año ha regresado sin muleta, pero con la misma categoría con la que cruzó en tantas ocasiones el patio de cuadrillas. Pamplona, que no olvida a quienes han dado tardes inolvidables, le ha devuelto el calor de aquellos años en los que su nombre encabezaba los carteles y arrastraba multitudes.