El Belén que surgió de las bombas y que conmueve a Pamplona: "Nació donde nadie debería nacer"
La Asociación de Belenistas de Pamplona ha inaugurado un año más su exposición navideña en Baluarte, un recorrido por más de cuarenta escenas que combinan la tradición con propuestas innovadoras y homenajes locales. En esta edición, el público encuentra desde dioramas clásicos hasta nacimientos inspirados en lugares de Navarra, universos infantiles o montajes históricos. Sin embargo, entre ellos hay uno que se convierte en el verdadero eje emocional de la muestra: un Belén inspirado en la guerra de Ucrania, que interpela al visitante desde el primer vistazo.
Se trata de una escena iluminada con tonos fríos y violetas que tiñen una ciudad derruida. Los edificios aparecen abiertos por la explosión de los bombardeos y, entre los restos, se advierten zonas de refugio improvisadas, talleres, habitaciones destruidas y calles convertidas en trincheras de supervivencia. Sobre esta maqueta en ruinas, un cartel corona el conjunto con un mensaje demoledor: “Nació donde nadie debería nacer”, en español y euskera. Una frase que recuerda que Jesús nació en un establo, un lugar de animales, pero que hoy podría haber nacido en un país golpeado por la guerra.
El montaje representa un barrio cualquiera de Ucrania, con familias que cargan bolsas, esperan ser evacuadas o venden pequeños juguetes en mitad del caos. En la escena central, el visitante descubre lo inesperado: el Nacimiento, reducido a una luz cálida que contrasta con la oscuridad del entorno. Un pequeño cobijo improvisado recuerda que, incluso en los lugares más inhóspitos, la vida continúa.
En las imágenes tomadas del Belén (se pueden ver más abajo), se aprecia cómo la guerra convive con lo cotidiano. En la primera fotografía, se observa la panorámica general: edificios rotos, fachadas abiertas, calles cubiertas de nieve y una ciudad sin techo que parece sobrevivir únicamente gracias al frío y al silencio. La iluminación púrpura acentúa el dramatismo de un escenario que, aun siendo una maqueta, transmite la inquietud de la destrucción real.
En el segundo detalle, aparece una escena doméstica bajo un techo de chapa ondulada. Una madre acuna a su bebé, mientras otra niña juega cerca de un columpio roto, cubierto de nieve. Al fondo, latas, productos y herramientas sugieren que ese pequeño rincón se ha convertido en un refugio, en un intento de normalidad dentro de la guerra. Bastan las miradas de las figuras para entender que protegen su vida, pero también la vida ajena.
En la tercera imagen, la tragedia se mezcla con la ayuda humanitaria: bomberos con equipación de emergencia, cooperantes atendiendo a personas heridas y ciudadanos con maletas que esperan su turno para marcharse. Sobre un muro, un grafiti recuerda que “Aquí viven personas”, otro mensaje que, unido al del cartel superior, incide en la idea central del Belén: nadie debería nacer ni vivir en un lugar devastado por la violencia.
Este año, la muestra cuenta con el trabajo de cerca de 180 socios y socias, que han elaborado más de cuarenta belenes de diferentes formatos. José Mari Redín, vocal de Comunicación, destaca que se exponen doce grandes dioramas de más de tres metros y siete belenes realizados por alumnos de los cursos de belenismo, acompañados por especialistas veteranos. También destacan piezas abiertas, visibles desde todos los lados, y montajes singulares como un Belén infantil inspirado en los Pitufos o un nacimiento que recrea la parte vieja de Burlada.
Una de las grandes novedades es la recuperación de un Belén abierto de 32 metros cuadrados, creado en el año 2000 para el Congreso Internacional Belenista y que, tras recorrer Navarra durante 25 años, vuelve ahora al centro de Pamplona.
El belén que habla más allá de la Navidad
Pero, entre todos ellos, el Belén de Ucrania es el que transforma el significado de la exposición. La guerra, la infancia y la fragilidad humana aparecen plasmadas en una maqueta que no mira al pasado de Belén de Judea, sino al presente en Europa. Jesús nació en un pesebre, recuerdan los belenistas, “donde nadie debería nacer”, igual que miles de niños nacen hoy bajo sirenas de alarma, sin agua caliente, sin luz, sin certezas.
La escena conmueve porque devuelve preguntas que no buscan respuesta inmediata. ¿Qué significa celebrar la Navidad en tiempos de guerra? ¿Qué cambia cuando el pesebre está en un refugio antiaéreo? La exposición de Baluarte no solo mira la tradición: la actualiza, la interpela y la convierte en un espejo que devuelve una verdad incómoda. Navidad no es solo nacimiento. Es pregunta. Es humanidad. Y este Belén la coloca, intacta, entre los escombros.