SOCIEDAD

Cristina y Marco, los farmacéuticos que han elegido un pueblo de Navarra para empezar desde cero

Cristina Mata y Marco Rivas ante la farmacia recién reabierta de Isaba. CEDIDA
Tras años viviendo en distintos países, han encontrado en este rincón de Navarra el lugar donde echar raíces y reabrir un servicio esencial.

Cuando la farmacéutica de Isaba anunció su jubilación y el cierre inevitable de la botica, muchos vecinos pensaron que el pueblo perdería para siempre un servicio esencial. Durante meses, los habitantes de esta localidad del Pirineo navarro se vieron obligados a desplazarse a otros municipios para conseguir sus medicamentos, resignados a la idea de que la farmacia no volvería a abrir sus puertas. Hasta que una pareja de jóvenes farmacéuticos decidió devolver la vida al local y reactivar un servicio básico para todo el valle.

Se trata de Cristina Mata y Marco Rivas, dos jóvenes de origen castellano que, tras años viviendo en distintos países, encontraron en este rincón del Pirineo navarro el lugar donde echar raíces y reabrir un servicio esencial para el valle. “Queríamos vivir en un sitio pequeño, pero con vida”, resumen.

De hecho, acababan de regresar a España después de trabajar en el extranjero y buscaban una farmacia rural. Vieron un anuncio en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Navarra (COF) y contactaron con ellos. “Nos contaron la historia de esta farmacia y las condiciones, y decidimos venir a conocerla”, recuerdan. Hasta entonces no habían estado nunca en la zona ni tenían vínculos con el valle del Roncal.

De origen son de Valladolid y Ciudad Real, aunque su trayectoria profesional y académica les había llevado a Madrid, Francia, Grecia, Serbia, Suecia e incluso al Sáhara Occidental. “Nos apetecía asentarnos en un entorno natural, pero activo. Isaba nos pareció el equilibrio perfecto”, explican. Además, al tratarse de una nueva apertura y no de un traspaso, la inversión económica era menor que en otras opciones.

Así, la farmacia abrió de nuevo sus puertas gracias a la ayuda a primeros autónomos del Gobierno de Navarra. El próximo año, al cumplir un ejercicio completo, podrán optar también a las ayudas a farmacias de baja facturación, una medida vital para mantener estos servicios en zonas rurales.

Ellos mismos reconocen que una farmacia rural no es rentable sin apoyo institucional. “Depende de las ayudas públicas, y aun así muchas se ven abocadas al cierre”, explican. Sin embargo, destacan que la gestión es más sencilla: “El stock está más controlado y hay más tiempo para dedicar a cada paciente”.

Su decisión también tuvo un componente social. “Creemos que mantener servicios básicos como la farmacia es esencial para luchar contra la despoblación”, aseguran. Pese a venir de ciudad, ambos valoran la calidad de vida y el sentido de comunidad que ofrece el mundo rural.

La acogida de los vecinos ha sido inmejorable. “Nos transmiten su agradecimiento por haber elegido Isaba”, cuentan. Este año, incluso, fueron los encargados de lanzar el chupinazo de las fiestas de San Ciprián, un gesto que refleja el cariño del pueblo hacia quienes han devuelto la farmacia al valle.

El trabajo, explican, es muy distinto al de una farmacia urbana. “Aquí el ritmo es más tranquilo y puedes ofrecer una atención más personalizada. Conoces mejor los tratamientos, los efectos adversos, las interacciones. Además, la comunicación con el centro de salud y las trabajadoras sociales es constante, lo que facilita un seguimiento más completo del paciente”, detallan.

Un año después de abrir, aseguran estar muy contentos con la decisión tomada. “Siempre asusta mudarse a un pueblo tan pequeño, sin conocer a nadie, pero Isaba ha superado nuestras expectativas”, confiesan.

Entre las anécdotas que guardan con más cariño están las de los viajeros que, al pasar por el valle, se sorprenden de encontrar una farmacia abierta “en un pueblo tan alejado” y del buen funcionamiento del sistema sanitario rural.

Antes de despedirse, lanzan un mensaje de gratitud y esperanza: “Queremos agradecer al Ayuntamiento de Isaba su implicación para reabrir la farmacia, así como a todos los vecinos por su cálida acogida. Ojalá las instituciones sigan impulsando medidas reales para que más personas puedan instalarse en el medio rural”.