SOCIEDAD

El pueblo de Navarra con una histórica fuente que debe su origen a que la encontró una mula

Fuente de San Fausto en Ancín. AYUNTAMIENTO DE ANCÍN
Esta localidad también es conocida como "el pueblo de las aguas" por la gran cantidad de fuentes y manantiales que atesora. 

Ancín es conocido en toda Tierra Estella como “el pueblo de las aguas”. La abundancia de manantiales y fuentes que afloran en su término municipal ha marcado su historia, sus costumbres y hasta su propio nombre. Lo recuerda un dicho popular transmitido de generación en generación: Todo tiene su fin… menos el vino en Viana, la paja en Sesma, y el agua en Ancín”.

Destaca, especialmente, la Fuente de San Fausto, situada en pleno núcleo urbano y ligada a la leyenda del patrón de la localidad. Precisamente, la historia en torno a su origen es la que le ha otorgado esa distinción de entre todas las fuentes del pueblo. 

Según la tradición, tras la muerte de San Fausto, su cuerpo fue trasladado a lomos de una mula desde Algoaire. El santo había pedido ser enterrado en el lugar donde el animal cayera sin vida, lo que ocurrió en Bujanda (Álava), donde desde entonces se conserva incorrupto y es venerado en romería cada 15 de mayo.

El relato asegura que, durante el trayecto, la sedienta mula escarbó con su casco en la tierra y, de manera milagrosa, brotó agua en abundancia.

Así nació la Fuente de San Fausto, vinculada desde entonces a la fertilidad de los campos y a la protección de los labradores. La tradición también asocia este manantial al acuífero de Lóquiz, considerado uno de los más extensos y profundos de Navarra.

El agua de la fuente llenaba el lavadero y, junto a otros manantiales, conformaba una laguna y humedal que explicaría el antiguo topónimo “Aincin”, que en euskera primitivo significaba “laguna” o “estanca”.

Además de la de San Fausto, Ancín conserva otras fuentes que forman parte de su patrimonio natural e histórico. Una de las más conocidas es la Fuente del Encino, en realidad un conjunto de caños que brotan del roquedo y dan origen a un pequeño riachuelo que desemboca en el río Ega.

Durante décadas, los vecinos acudieron allí a refrescarse y merendar bajo la sombra de las encinas centenarias que todavía sobreviven en el entorno.

Otra fuente es la Fuente de Serafín, que nunca se ha secado, junto a la de Burbudeas —citada ya en textos de 1820 como “Egurbidea”— y las Fuentillas del Molino, que en los estiajes más duros permitieron mantener con vida el cauce del Ega aguas abajo.

Sin embargo, en los últimos años se ha detectado un descenso en los caudales de estos manantiales. Lo que antes parecía inagotable hoy muestra signos de fragilidad, en parte por la extracción intensiva de los pozos de la Mancomunidad de Montejurra, situados a escasa distancia.

El riesgo de que estas fuentes emblemáticas lleguen a secarse preocupa en el municipio, donde se recuerda que Ancín no sólo ha sido un pueblo, sino un símbolo de agua y vida en toda Tierra Estella.