El día más triste del año en Pamplona y sus calles vacías tras San Fermín: "También nos da pena"
15 de julio en Pamplona. Las fiestas de San Fermín 2025 ya son historia. El 'Pobre de Mí' puso anoche el punto final a nueve días de celebración sin pausa, en los que Pamplona se ha volcado en cada rincón con su cita más internacional. Con emoción contenida, miles de pamploneses desanudaron el pañuelo rojo que se colocaron al cuello el pasado 6 de julio, marcando simbólicamente el fin de 204 horas de fiesta, música, baile y desinhibición.
La despedida fue multitudinaria y conmovedora. Bajo una marea de velas, lágrimas y abrazos, los presentes en la Plaza del Ayuntamiento entonaron el adiós más conocido. A pocos metros, en las calles del Casco Antiguo, el ambiente era el mismo: pañuelos en la mano, miradas cómplices y un silencio que poco a poco iba ganando terreno al bullicio.
Solo unas horas después, Pamplona ha amanecido en calma. Muchos la consideran la fecha más triste del año. Sin embargo, no todos han querido decir adiós del todo. Algunos turistas, aún arrastrando sus maletas, recorrían las calles como si buscaran un último instante del ambiente festivo.
Los bares han cerrado, las charangas han guardado sus instrumentos y el ruido se ha esfumado. El Casco Antiguo, que durante nueve días ha estado desbordado de vida, ha amanecido irreconocible: sin prisas, sin voces, sin música.
En calles como San Antón, hacía falta recorrer varios metros para encontrar a alguien. En general, el silencio ha predominado en la ciudad durante este martes 15 de julio. Incluso la Plaza del Ayuntamiento, que ayer lucía abarrotada en la despedida a San Fermín y que el día 6 vivió el estallido del chupinazo, apenas ha recibido hoy a algunos turistas deseosos de capturar la imagen de ese lugar tan simbólico por última vez este año.
Los servicios de limpieza terminaban de dejarlo todo en orden a primera hora de la mañana. “Nuestro trabajo está ya casi hecho, pero después de tantas horas por la calle viendo el ambiente, también nos da pena”, aseguraban algunos de los trabajadores, que han sido testigos directos de la intensidad y el ritmo de los festejos.
La calle Estafeta, siempre protagonista durante San Fermín, ha sido hoy la que más movimiento ha registrado. Aun así, el contraste con los días festivos ha sido total: apenas unos pocos comercios han abierto sus puertas, y la afluencia de personas era mínima.
Solo un punto de la ciudad parecía querer prolongar el espíritu festivo: el Paseo Sarasate, donde este martes cerraba la Tómbola de Cáritas Diocesana de Pamplona-Tudela. Allí se concentraban quienes, con ilusión, acudían a recoger sus últimos premios y tal vez conservar una pizca del ambiente de fiesta.
Pamplona vuelve poco a poco a la rutina. Toca ordenar, descansar y volver al trabajo. Pero también mirar atrás y recordar. Porque aunque los adornos se guarden y las luces se apaguen, San Fermín queda grabado en la memoria de quienes lo han vivido.
Y mientras el calendario vuelve a avanzar con su pulso habitual, en muchas casas ya ha comenzado la cuenta atrás. Porque, desde hoy, ya falta un día menos para San Fermín 2026.