San Fermín

José Mari Nebreda, el inolvidable maestro pamplonés que formó a generaciones de fotógrafos

Dos retratos de J.M. Nebreda de los Sanfermines de 1977 (Fotos Miguel Bergasa, cortesía del autor)
Durante dos décadas José Mari Nebreda fue el sempiterno moderador de las reuniones sociales de la Agrupación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra (AFCN) y, por ende, el referente de la fotografía artística en Pamplona. Cultivó distintas especialidades, la más reconocida fue el retrato de reportaje. Su familia y algunos socios históricos de la AFCN nos recuerdan su personalidad y su obra.  

José Mari Nebreda Urdíroz (Pamplona 1932-2004). Profesionalmente era agente comercial. En 1960 se inscribió, como socio 188, en la Agrupación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra (AFCN). Dos años más tarde contrajo matrimonio con Maribel Artieda con la que tuvo cuatro hijos: Ignacio, Teresa, Marta y Javier. Su primera cámara fue regalo de Maribel siendo novios.

Por su constitución física destacaba: alto, flaco con extremidades finas y alargadas, lo que coloquialmente denominaríamos como ‘larguirucho’. Siendo niño, sus compañeros le llamaban “el Muelles” por su particular forma de andar. Era terriblemente nervioso algo que exteriorizaba continuamente con diversos tics, el más habitual era un gesto con la nariz. Por su profesión tenía don de gentes y facilidad de palabra, según Maribel “hablaba hasta con las piedras”. Sea por oficio, sea por afición, era bien conocido en Pamplona.

En aquellos tiempos, todos los aficionados a la fotografía analógica se enfrentaban a los excesivos costes del material. Irremediablemente para financiar su hobby eran asiduos a los concursos fotográficos con premios en metálico, los cuales proliferaban por doquier organizados por cualquier asociación cultural, entidad u organismo oficial. La dotación económica era el gran atractivo que aseguraba el éxito de participación de los certámenes. A su vez, los aficionados orientaban su producción con el fin primordial de ‘ser premiables’.

En una entrevista J.M. Nebreda reconocía: “Nos cuesta y mucho. Para cubrir gastos hay que concursar mucho. Además en Pamplona todos vamos al mejor material y lo mejor es lo más caro”. En otra circunstancia, en un arrebato de sinceridad, confesó: “Los aficionados pamploneses nos cubrimos parcialmente con los premios que obtenemos. En casa decimos que no hay perdidas…”. Su pasión por la fotografía era tal, que difícilmente podíamos averiguar dónde finalizaba su amateurismo, al que se dedicaba en cuerpo y alma, y dónde comenzaba el profesionalismo.

En ese afán de concursar, llegó a ser galardonado con más de trescientos premios nacionales e internacionales. Entre ellos, el primer premio del Salón Latino de San Fermín. Por todo ello, alcanzó la distinción Artiste FIAP (AFIAP) de la Fédératión Internationale de L’Art Photographique. Maribel añora con agrado las recepciones de entrega de premios, mientras que su hija Teresa guarda recuerdos menos gratos, al confesarnos: “Los fines de semana, nos tocaba limpiar los trofeos. ¡Un horror!”.

Foto 3. Título: “Mónica”. La modelo es Maribel Artieda, esposa de Nebreda. No es una foto de estudio, está tomada con luz natural en el balcón de la casa de los padres de Maribel (Foto J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

J.M. Nebreda nunca quiso ser presidente de la AFCN, prefirió ocupar vocalías menos representativas; ahora bien, durante un par de décadas fue el gran promotor de la formación y de la concursística social. Creó afición impartiendo numerosos cursos en los que prodigaba una fotografía ortodoxa con una estética clásica orientada al concurso. En los coloquios se amparaba en su facilidad de expresión verbal -virtud profesional-, para acabar siendo el sempiterno moderador de las reuniones de la AFCN y de las monográficas dedicadas a fotógrafos consagrados. De todas formas, en el recuerdo de todos queda como el alma mater de las picotas”.

Se denominaban así a los concursos sociales mensuales de la AFCN, había dos grupos: blanco y negro, y diapositiva en color. Tal como nos explica José Torregrosa“la picota, a semejanza del medievo, consistía en exponer las fotos al escarnio público”. En el sentido estricto del término hubo quien no admitía las críticas. Torregrosa añade “José Mari era el elemento dinamizador de aquellos concursos, en los que decía lo que pensaba, aunque a veces no era políticamente correcto; pero precisamente ese era el atractivo porque se aprendía. ¡Menudo ambientazo que había! A mí me enseñó mucho”. Con los años, se optó por enviar a valorar las fotos a otra agrupación. Las “picotas” ya no fueron lo mismo. “Luego sin José Mari aquello se fue apagando”.

Pío Guerendiáin nos recuerda algunos detalles de su inseparable amigo y compañero: “José Marí sabía mucho, el que más. Enseñó a todos los que quisimos aprender. Si te metías al laboratorio con él te enseñaba todo, sin ocultar nada. En sus intervenciones era muy ágil y rápido, aunque decía verdades con espíritu modesto”. Otro de los históricos de la AFCN Miguel Bergasa define a Nebreda, como “un perfeccionista y un retratista, fue un referente en la fotografía de aquella época”.

Es de reconocer que gracias a la AFCN y especialmente al impulso dado por J.M. Nebreda, se formó una gran cantera de fotógrafos que constituyeron la década prodigiosa de esta agrupación compitiendo como uno de los fotoclubes más punteros.

Fotos 04-05. Dos retratos sin título. (Fotos J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

En los coloquios Nebreda se aproximaba a milímetros de las fotografías como queriendo sacarles el alma. En realidad, su vista no era buena, tenía algún defecto, debidoa una patada que le dieron jugando al balón de pequeño” según nos desvela Maribel Artieda. Por eso, “llevaba una lente correctora en el visor de la cámara”.

Su deterioro visual le obligaba a entreabrir los párpados para mejorar la visión, era un vicio al que recurría habitualmente para no ponerse las gafas. Su visión defectuosa le imposibilitaba obtener el carnet de conducir, razón por la que pateaba Pamplona de punta a punta. Teresa, su hija, rememora “Cuando nos íbamos acercando a la mayoría de edad nos dijo: ‘El primero de esta casa que se saque el carnet de conducir, le compro un coche’”. Finalmente compró dos: uno para Ignacio y otro para Teresa.

Foto 06. Título: “Úrsula”. Foto 07 Título: “Agustín”. Dos retratos de forasteros llegados a Sanfermines. (Fotos J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

En los años sesenta y setenta, el Ayuntamiento de Pamplona apoyaba a la fotografía local, organizando un concurso de diapositivas del encierro, cuyos primeros premios, además de ser retribuidos en metálico, podían optar al cartel de San Fermín en la modalidad de fotografía. Si repasamos la historia de estos carteles, en total fueron quince en versión fotografía en dos etapas; en la primera, nueve de 1964 a 1972 y los seis restantes de 1976 a 1981. En su casi totalidad, trece, son de tema encierro, de ellos la escena más repetida es la salida del callejón con cinco carteles, de Santo Domingo dos, de Mercaderes dos y de final de Estafeta otros dos.

La participación de los fotógrafos de Pamplona era numerosa, porque para ellos nunca hubo mejor trofeo que la adjudicación del cartel de San Fermín. Nebreda pertenece a un selecto club de cuatro fotógrafos que consiguieron hacer doblete de esos quince carteles: Nicolás Ardanaz (1965 y 1966); Fernando Galle (1967 y 1968); Javier Cejuela (1970 y 1971); y José Mari Nebreda (1978 y 1981).

Hay una curiosa coincidencia entre el doblete de Cejuela y el de Nebreda, los dos carteles abordan las mismas escenas: callejón y Mercaderes. A pesar de haber transcurrido unos pocos años, la vestimenta en blanco y rojo de los corredores de las fotos de Nebreda predomina clamorosamente frente a los de Cejuela. 

Fotos 08-09. Los dos carteles de San Fermín de José Mari Nebreda, 1978 y 1981 (Fotos J.M. Nebreda, Archivo Municipal de Pamplona)

Tras haber sido adjudicado el cartel de 1978 -Pablo Romero del 9 de julio del año anterior-, J.M. Nebreda confesaba a J.M. Iriberri: “Para un aficionado pamplonés a la fotografía el cartel de las fiestas es una meta. En Sanfermines salimos a la calle con ese objetivo“. La diapositiva, tomada desde la andanada de la plaza de toros, constituye uno de los cinco carteles del callejón.

Pero, ¿por qué hubo hasta cinco carteles de la salida del callejón en la plaza de toros? Hay una explicación técnica: la película de diapositiva color de aquel tiempo, Ektachrome, no tenía la suficiente sensibilidad para cubrir los tramos obscuros del recorrido del encierro. De manera que la plaza de toros era más propicia para asegurar un resultado aceptable. De hecho, el cartel del año anterior (1977, autor Fco. González Salvatierra) también fue tomado desde el mismo sitio.

Nebreda, sin profundizar en tecnicismos, lo justificaba de una manera más romántica: “es un tema que puede repetirse tranquilamente porque no hay dos fotografías iguales… tiene una emoción que no la tiene ninguna otra parte del recorrido y sólo se le acerca la cuesta de Santo Domingo. El riesgo, la viveza del abanico, el suspense de los tendidos, todo esto se transmite a las fotografías. La del callejón es la foto del encierro que menos cansa“.

Como es lógico en la polémica que se vivía en la época sobre la modalidad del cartel de San Fermín pintura o foto, Nebreda apoyaba la versión fotográfica, pues además de ser más económico (5.000 ptas, frente a 75.000 ptas.), lo justificaba por el “éxito que cada año tiene el cartel cuando proviene de fotografía: se agota la edición… los carteles [pintura] quedan sobrantes. El gusto del público es el que manda”.

El otro cartel, el de 1981 - Conde de la Corte del 7 de julio del año anterior-, está tomado en Mercaderes desde el balcón de Pío Guerendiáin. Aquel año Nebreda copó la dotación económica de los tres primeros premios del concurso del Ayuntamiento del tema encierro con un total de 44.000 ptas. Con todo, la Comisión consideró que las fotos premiadas no eran idóneas para el cartel; lo declaró desierto. En una segunda vuelta, pidieron más fotos y seleccionaron una que no había sido premiada.

Tras haber sido anunciado su segundo cartel expresó el mismo regocijo que tres años antes, “Sí, sí, es una gran satisfacción. Para un pamplonés aficionado a la fotografía es como una meta en el ámbito local. No hay galardón más importante que ése de que una foto tuya anuncie unas fiestas universales”. Con el cartel de 1981 se cerró una etapa; el Ayuntamiento de Pamplona ya no ha vuelto a convocar el cartel fotográfico.

Foto 10. Sin título (Foto J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

Otro de los temas que explotaban los aficionados a la fotografía de Pamplona eran los míseros campamentos de migrantes instalados a las afueras de una ciudad en pleno desarrollo industrial. El gran especialista de este tipo de foto era José Luis Nobel que sabía moverse en aquellos ambientes de comunidades de portugueses, rumanos y de etnia gitana; otros fotógrafos no osaban meterse en aquellos avisperos de consecuencias imprevisibles. J.M. Nebreda también acudió a estos lugares en la compañía J.L. Nobel, como reflejan las instantáneas Foto 10 y Foto 11.

Foto 11. Título: “Hermanos”. (Foto J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

No debemos olvidarnos de la faceta fotográfica de Nebreda como paisajista. Conocía Pamplona al dedillo que, por su profesión, recorría a pie diariamente. Era colaborador de la colección Postales de Oro, marca que sobresalía por su calidad. Desgraciadamente la editorial no permitía firmar al fotógrafo con lo que no ha quedado constancia de sus autorías. No obstante, una bella muestra de sus habilidades para el paisaje urbano la encontramos en el libro editado en 1997 por el Ayuntamiento de Pamplona “PAMPLONA. IRUÑA. IMAGENES Y PALABRAS.”, formando parte del elenco de los mejores fotógrafos pamploneses de la época.

Foto 12. La Ciudadela. (Foto J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

Aparte de los paisajes convencionales de postal, Nebreda en su faceta artística también llegó a componer ambientes futuristas como el contraluz en las cúpulas del tejado de la Clínica Ubarmin, en el que opta por el formato horizontal. Hay una tendencia general en su obra -en su mayoría retratos-, por el formato vertical.

Foto 13. Título: “Ebullición”. (Foto J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

Otro tema recurrente de Nebreda es la tierra reseca, resquebrajada por la falta de agua, bien de las Bardenas o de la zona de Yesa-Tiermas. En todos los casos resuelve del mismo modo con formato vertical. 

Foto 14-15. Dos fotos sobre la tierra agrietada por la falta de agua. (Fotos J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

Para mantener el alto nivel de participación en concursos y en la búsqueda de nuevos temas, los fines de semana acudía a todo tipo de acontecimientos principalmente de índole deportiva. Tal como recuerda Pío Guerendiáin: “Íbamos a los eventos juntos. La única exposición que hizo José Marí fue conmigo. Exhibimos unas cien fotografías blanco y negro en tamaño 30x40 enmarcadas en verde en el hall de la Universidad. Casi con seguridad fue la primera exposición fotográfica de deportes que se hizo en Navarra”.

Foto 16. Título “Ciclo Cross” (Foto J.M. Nebreda, cortesía de la familia)

La técnica de la fotografía actual es radicalmente diferente a la analógica que preconizaba J.M. Nebreda hace cincuenta años. No obstante, el resultado de sus instantáneas, a pesar del tiempo pasado, sigue siendo atractivo e impecable. En lo referente a la barrera tecnológica, a buen seguro, lo habría superado, pues le gustaba la técnica según reconoce la familia.

Hoy vivimos bajo el mantra “Si no estás en Internet, no existes” y desgraciadamente de la obra de J.M. Nebreda, salvo los carteles de San Fermín, nada hay en la nube. Una ausencia injusta: como si la tierra reseca que tanto fotografió se lo hubiese tragado. Por el contrario, su recuerdo todavía perdura en la memoria de muchos aficionados y de los históricos de la AFCN; sin embargo, debido al cruel paso de los años está abocado a la extinción.

Sirva este artículo para rememorar la obra de un singular personaje que marcó una época en la fotografía artística. Agradecemos a la familia las facilidades que nos ha dado y la cesión del material fotográfico que hemos incluido.