• viernes, 05 de julio de 2024
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El pamplonés Javier Cejuela, precursor de la fotografía no profesional con dos carteles de San Fermín

Javier Cejuela Nieto fue un personaje singular, irrepetible, que cultivó varias aficiones apasionadamente, como la fotografía, el modelismo de trenes, el belenismo y la filatelia. En todas ellas, además de ser coleccionista, destacaba por ser muy activo; promovió el asociacionismo y fomentó la divulgación y el conocimiento de todos los hobbies con los que disfrutaba. 

Foto 01. Javier Cejuela lleva colgada una cámara estereoscópica, junto a su mujer, Paula Valentín (Cortesía de la familia)
Foto 01. Javier Cejuela lleva colgada una cámara estereoscópica, junto a su mujer, Paula Valentín (Cortesía de la familia)

Javier Cejuela Nieto (Pamplona, 1919-2011) desarrolló su carrera profesional en el Crédito Navarro, entidad financiera que fue fagocitada por el Banco Central y éste, a su vez, por el Banco de Santander. Hombre muy activo, a lo largo de su longeva vida practicó diversas aficiones con notable intensidad; entre ellas, la fotografía. Socio fundador en 1955 de la Agrupación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra (AFCN) con el número 11, ocupó una vocalía de la primera junta con la presidencia de Julio Medrano. Aunque no se prodigó en los concursos mensuales de la agrupación, las terroríficas “picotas”, fue asiduo en otros certámenes.

En ello encontramos cierto paralelismo con otro fundador de la AFCN Nicolás Ardanaz (socio núm. 6) que tampoco se dejaba ver en las “picotas”. En los años sesenta, entre ambos se estableció un verdadero duelo en el concurso de diapositivas del Ayuntamiento de Pamplona; el primer premio, que además de ser retribuido con la codiciada cantidad de 5.000 ptas., podía optar al cartel de San Fermín en la modalidad de diapositiva. Para los fotógrafos de Pamplona nunca ha habido mejor trofeo que la adjudicación del cartel de San Fermín.

Si repasamos la historia de estos carteles, en total fueron 15 en versión fotografía en dos etapas; en la primera, nueve de 1964 a 1972 y los seis restantes de 1976 a 1981. De ellos, cuatro fotógrafos han conseguido hacer el doblete dos años: Nicolás Ardanaz (1965 y 1966); Fernando Galle (1967 y 1968); José Nebreda (1978 y 1981) y Javier Cejuela (1970 y 1971).

Foto 02. Los dos carteles de San Fermín de Cejuela año 1970 y 1971 (Fotos Javier Cejuela, Archivo Municipal de Pamplona)
Los dos carteles de San Fermín de Cejuela año 1970 y 1971 (Fotos Javier Cejuela, Archivo Municipal de Pamplona)

En noviembre de 1966, Cejuela tras haber ganado el concurso de diapositivas del Ayuntamiento de Pamplona, y con el cartel de San Fermín del año siguiente en el aire, la periodista M. Antonia Estévez, le preguntó qué significado suponía firmar dicho cartel. A lo que respondió: “Imagínese, una locura para cualquier aficionado pamplonica y muchísimo más para mí que llevo ya tres años quedándome con premios secundarios y aspirando al primero”. La frustración vendría meses más tarde dado que el Ayuntamiento adjudicó el cartel de 1967 a Fernando Galle. Cejuela tendría que esperar tres años para ver su firma en el cartel.

En la misma entrevista añadió: “Mucho más para mi sobre todo porque desde crío he visto a mi padre coleccionar con gran cariño los carteles de Fiesta. Ahora los guardamos la familia y tenemos toda la colección desde 1896. Yo mismo sigo guardando para cada uno de mis hijos”. Y es que Cejuela coleccionaba de todo.

En los inicios de la AFCN, Cejuela marcó tendencia participando en concursos internacionales con fotos del encierro; en 1958 fue galardonado con un cuarto puesto, entre cuatro mil fotografías, en un concurso de Munich, organizado por la Verband Deutscher Amateurfotografen-Vereine. También un primer clasificado en un concurso internacional de diapositivas de Oviedo. En casa, obtuvo el primer premio del primer Salón Latino de San Fermín de diapositivas en color organizado por la AFCN; esta distinción la utilizaba como carta de presentación de sus actividades fotográficas.

Foto 03. Vértigo Ca 1960. Todo indica que es un autorretrato y que el título, al ser Cejuela aficionado al cine, responde a una alegoría del film de Alfred Hitchcock. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Vértigo Ca 1960. Todo indica que es un autorretrato y que el título, al ser Cejuela aficionado al cine, responde a una alegoría del film de Alfred Hitchcock. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

Preferentemente realizaba diapositiva color, su formato más habitual era el 6x6 en una clara búsqueda de calidad, siendo su cámara preferida la Rolleiflex; con los años adquirió una Hasselblad. Entre sus colecciones, cómo no, también cámaras fotográficas. En el lenguaje de hoy en día lo calificaríamos de friki.

Del encierro le gustaba captar el punto de la salida del callejón con la entrada al ruedo de la plaza de toros. Primeramente, se colocaba en el balconcillo del tendido sobre el callejón, como se puede observar en las fotos históricas de blanco y negro. Mas tarde, en los años sesenta cuando se construyó la plataforma para las retrasmisiones de TV, se procuró un pase especial de acceso a la misma; desde donde captó la instantánea del cartel de San Fermín del año 1970.

Foto 04. Dos fotos históricas del encierro a la salida del callejón y entrada al redondel de la plaza de toros. (Fotos Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Dos fotos históricas del encierro a la salida del callejón y entrada al redondel de la plaza de toros. (Fotos Javier Cejuela, cortesía de la familia)

Cejuela fue el promotor, por su cargo en el Crédito Navarro, de lo que se ha denominado la sala de exposiciones al aire libre en las columnas del edificio del banco en la plaza del Castillo. Al mediodía de Sanfermines, se colocaba una foto del encierro del día de grandes dimensiones. Aquella experiencia, que duró varias décadas, tuvo gran aceptación popular, mucha gente se concentraba a la espera de que colgasen la enorme fotografía. La materialización de aquel trabajo se debía fundamentalmente a Javier Cejuela y a José Luis Bayona con toda la tecnología que aportaba los estudios de Foto Beta; en los últimos años apoyados por Ricardo Barea.

Foto 05. Encierro captado desde la plataforma del callejón. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Encierro captado desde la plataforma del callejón. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

Sus charlas y exhibiciones de diapositivas fueron frecuentes. Pionero de lo que podríamos denominar como presentaciones multimedia, con las limitaciones de la época, en las que sincronizaba magistralmente las diapositivas, cargadas en un carro automático, con música y locuciones grabadas en un magnetófono. En marzo de 1972, la AFCN organizó un cursillo de introducción a la fotografía, con diversas conferencias que tuvieron gran aceptación de público.

Foto 06. Encierro captado desde la plataforma del callejón con un conato de montón. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Encierro captado desde la plataforma del callejón con un conato de montón. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

En una de aquellas jornadas Cejuela intervino como ponente de “Sonorización y proyección de diapositivas en color”. El programa fue el siguiente: 1-Charla sobre color en la fotografía y aplicación de la sonorización a las proyecciones de diapositivas. 2- Estudio práctico de sonorización 3- Hobbies sincronizados. Las 4 estaciones del año en color. Viaje por Navarra. Homenaje a las playas del litoral español

En sus comienzos, como otros socios históricos de la AFCN, cultivó el paisajismo. Adicionalmente, encontró en los Sanfermines un leitmotiv de gran parte de su obra fotográfica. Ahora bien, su objetivo captaba, además del encierro, la fiesta más tradicional, lo más genuino, omitiendo las extravagancias del turismo extranjero que desembarcó al final de los años sesenta.

Como apasionado a la fotografía vivía con intensidad las fiestas de Pamplona, tal como recuerda su hijo Jesús: “Cuando llegaban los Sanfermines se colgaba una máquina al hombro, a mi madre le daba tres o cuatro, era su machaca número uno. Sin embargo, ella nacida en Madrid no iba al encierro, pues la primera vez que vino fue el año de los montones, estando ella en primera fila”. No quería sufrir en el encierro, cedía el puesto de asistente a su hijo.

Las fotos de San Fermín de Cejuela son un bello testimonio de lo que eran las fiestas antaño y la gran evolución que, entre unas cosas y otras, se ha producido. En el breve repertorio de cuatro fotografías que nos ha cedido la familia encontramos una fiesta de principios de los sesenta que se podía calificar de ingenua. La primera foto confirma algo característico de los Sanfermines de todos los tiempos, los espectáculos improvisados en cualquier parte, en este caso con aceptación y divertimento del público.

Espectáculo improvisado en la plaza del Castillo. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Espectáculo improvisado en la plaza del Castillo. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

La segunda, contrasta con lo que se ve actualmente; una pareja de turistas extranjeros durmiendo, con un decoro inusitado, en un banco de la plaza del Castillo. Ella ha dejado el bolso en el suelo con demasiada confianza.

Una pareja de turistas durmiendo, con un decoro inusitado en la actualidad, en un banco de la plaza del Castillo. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Una pareja de turistas durmiendo, con un decoro inusitado en la actualidad, en un banco de la plaza del Castillo. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

La tercera, presenta el paso de La Única, la peña más antigua de Pamplona, por la plaza del Castillo, en cuya pancarta de 1963, pintada por Labayen, con los elementos típicos de los carteles de la época (toro, mozos y un edil) en la que reclaman más vino, algo que choca con las pancartas y costumbres actuales.

Año 1963, la peña La Única a su paso por la plaza del Castillo. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Año 1963, la peña La Única a su paso por la plaza del Castillo. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

Para finalizar, la instantánea del hombre que lleva la fiesta por dentro, en paralelo a la Comparsa de Gigantes y Cabezudos con un atuendo muy de la época: la bota de vino en bandolera, una ristra de ajos en el hombro y sombrero vaquero.  

La fiesta por dentro con atuendo de los años sesenta; ristra de ajos al hombro, bota de vino en bandolera y sombrero de vaquero. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
La fiesta por dentro con atuendo de los años sesenta; ristra de ajos al hombro, bota de vino en bandolera y sombrero de vaquero. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

En cualquier caso, no podemos dejar de mencionar las otras aficiones de Javier Cejuela; de joven, jugó al futbol de juveniles, parece ser que llegó a competir en tercera división y ejercer de arbitro. Pero su gran pasión fueron los trenes, fundador de la Asociación Navarra de Amigos del Ferrocarril (ANAF), cuya reunión fundacional se celebró, en octubre de 1959, en los locales de la AFCN. En sus inicios asumió el cargo de secretario, para acabar siendo presidente en 1968. También fue fundador de la Federación Española de Amigos del Ferrocarril (FEAAF).

Ferviente aficionado y coleccionista de modelismo de trenes, al extremo de tener en una habitación de su casa, una maqueta permanente con 22 locomotoras en funcionamiento simultáneo. Muchas de las piezas de su extensa colección privada las cedía para exposiciones que la asociación llevó a distintas localidades navarras.

Promovió en las Navidades de 1966, la primera exposición pública documentada de una maqueta ferroviaria de grandes dimensiones de 32 m2, en escala HO, en el Instituto Ximénez de Rada (Plaza de la Cruz) de Pamplona. Organizador del VII Congreso Internacional de Amigos del Ferrocarril de junio de 1969 en Pamplona, con la asistencia del director general de RENFE Alfredo Les Floristán. Entre otras actividades impulsó, dado su afición al séptimo arte, las sesiones de cine ferroviario.

En la conjunción de dos de sus grandes aficiones el ferrocarril y la fotografía, tomó una bella instantánea en 1959 de una locomotora de vapor en el paso a nivel de Campanas que ha sido publicada en multitud de ocasiones; como por ejemplo, en la portada de la revista Panorama “Navarra y el tren” de J.J. Martinena. La foto testimonia el fin de las máquinas de vapor -las llamadas chocolateras- que perduraron incomprensiblemente en Navarra hasta abril de 1975 y que fueron sustituidas por otras diésel. Aunque en realidad éstas ya habían hecho su aparición en las vías navarras en 1966. La última fase fue la electrificación, cuyo primer servicio regular Alsasua-Castejón se inauguró en noviembre de 1977.

Año 1959, el paso a nivel de Campanas. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)
Año 1959, el paso a nivel de Campanas. (Foto Javier Cejuela, cortesía de la familia)

Entre otra de sus aficiones se encontraba el belenismo. De hecho, la Asociación de Belenistas de Pamplona que concede dos trofeos anuales, le otorgó en 1991 el trofeo BETLHEM por su labor altruista en por del belenismo.

Y finalmente, la afición meramente de coleccionista filatélico. A diferencia de los aficionados normales que compra un sello de cada edición, él compraba pliegos completos. A cada nieto les hizo una colección de sellos.


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