SOCIEDAD

La Universidad de Navarra demuestra cómo esta dieta hipocalórica reduce el riesgo de diabetes

Los catedráticos de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez-González y Miguel Ruiz-Canela.

El estudio efectuado con más de 4.700 participantes consiguió una pérdida media de 3,3 kilos y 3,6 centímetros de cintura, frente a los apenas 0,6 kilos y 0,3 centímetros del grupo de control. 

La dieta mediterránea con menos calorías y ejercicio puede reducir hasta un 31 % el riesgo de padecer diabetes tipo 2. Así lo ha demostrado el ensayo clínico PREDIMED-Plus, desarrollado en España con la participación de la Universidad de Navarra y más de 200 investigadores de 22 universidades y hospitales. El estudio confirma que pequeños cambios sostenidos en la alimentación y el estilo de vida tienen un impacto real en la prevención de esta enfermedad.

La investigación, publicada en Annals of Internal Medicine, ha seguido durante seis años a 4.746 personas de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, pero sin antecedentes de diabetes ni enfermedad cardiovascular. Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno adoptó una dieta mediterránea hipocalórica, combinada con ejercicio moderado y apoyo profesional, y el otro mantuvo la dieta mediterránea tradicional sin restricción calórica ni pautas de actividad física.

Los resultados han sido contundentes. El grupo de intervención redujo en un 31 % el riesgo de diabetes tipo 2 y, además, consiguió una pérdida media de 3,3 kilos y 3,6 centímetros de cintura, frente a los apenas 0,6 kilos y 0,3 centímetros del grupo de control. Según los investigadores, la intervención evitó que 3 de cada 100 personas desarrollasen diabetes, lo que supone un beneficio directo para la salud pública.

El catedrático Miguel Ángel Martínez-González, investigador principal de PREDIMED-Plus, ha explicado que este es el primer resultado clínico sólido que demuestra cómo una dieta mediterránea con control de calorías, acompañada de ejercicio y pérdida de peso, “es una herramienta preventiva sumamente eficaz”. Además, ha subrayado que aplicar este enfoque de manera generalizada podría evitar miles de nuevos casos cada año.

Por su parte, Miguel Ruiz-Canela, director del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y primer autor del estudio, ha recordado que la dieta mediterránea mejora la sensibilidad a la insulina y reduce la inflamación. “Al añadir restricción calórica y actividad física, sus beneficios se multiplican”, ha señalado, destacando que se trata de un modelo “sabroso, sostenible y culturalmente aceptado” para prevenir una enfermedad considerada global y evitable.

La diabetes tipo 2 afecta ya a 530 millones de personas en el mundo, según la Federación Internacional de Diabetes, y en España alcanza a unos 4,7 millones de adultos, una de las cifras más altas de Europa. Los expertos advierten que se trata de una emergencia sanitaria ligada al sedentarismo, la mala alimentación y el aumento del sobrepeso.

El ensayo ha contado con la participación de centros de referencia como el Hospital Clínic de Barcelona, la Universidad de Valencia, la Universidad de Málaga, el Hospital Reina Sofía de Córdoba o la Universidad de Granada, entre muchos otros. La financiación, superior a 15 millones de euros, ha corrido en su mayoría a cargo del Instituto de Salud Carlos III y del CIBER en sus distintas áreas de investigación.

Desde Estados Unidos, un editorial de la Temple University que acompaña al estudio ha valorado su relevancia internacional y ha advertido de los retos para aplicar esta estrategia fuera del contexto mediterráneo, como la falta de acceso a alimentos saludables o la ausencia de entornos urbanos que favorezcan el ejercicio.

PREDIMED-Plus, desarrollado entre 2013 y 2024, da continuidad al proyecto PREDIMED (2003-2010), que ya demostró que la dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reduce un 30 % el riesgo cardiovascular. Los investigadores destacan que estas intervenciones podrían integrarse en la atención primaria como una estrategia coste-efectiva y escalable contra la diabetes tipo 2.