"Otra empresa que se nos va. Y pudiendo bajar el impuesto de sociedades para que no solo se queden sino para que vengan más. Esta vez le decimos agur a la planta de BSH en Esquíroz".
- viernes, 17 de enero de 2025
- Actualizado 09:38
Te cierran una empresa con 660 trabajadores, siendo presidenta de Navarra, y te enteras poco más o menos, como cualquiera de nosotros, leyendo la prensa. “Me ha pillado por sorpresa”, dijo Txibite. Maravillosa confesión.
Por sorpresa es que no te acuerdes de que Osasuna jugaba ayer, te levantes hoy, mires el periódico y veas que le metió cuatro al Barça en Montjuic, pero que seas presidenta de una comunidad y no te enteres de lo que pasa en tu región, más que sorpresa encajaría mejor la palabra negligencia. Se te paga para que no te pille por sorpresa y si te pilla por sorpresa, se te paga para que tengas vergüenza y dimitas.
Otra empresa que se nos va. Y pudiendo bajar el impuesto de sociedades para que no solo se queden sino para que vengan más. Esta vez le decimos agur a la planta de BSH en Esquíroz. A ver dónde recolocas a 660 currelas porque una empresa no se improvisa.
Cuando se va una empresa no es solo el empleo que pierdes en ese momento sino toda la riqueza que dejarás de ingresar en el futuro. “Cuando matas a un hombre -en este caso a una empresa- es muy duro”, dice Clint Eastwood en Sin Perdón, porque no le quitas todo lo que tiene sino también todo lo que pudiera llegar a tener.
Por eso no podemos permitir que una y otra vez le pille a Txibite todo por sorpresa. Nos jugamos el presente pero, sobre todo, el futuro. Porque si esto sigue así, como dice el Vecino: “no va a quedar nada”.
Estos días, como hace frío, me ha dado por subirme a la bici estática en el gimnasio, es decir, por leer más. Repasando los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, me he topado con un párrafo que ya explicaba hace 125 años los males del aberchandalato socialista de Txibite.
“(Los políticos) son manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve… burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones…”.
El problema no son los políticos que nos gobiernan, que esos son solo jetas vividores. El problema real que señala Galdós es la palabra analfabeto, es decir, sus votantes.
¿Por qué entonces dejamos que maneje nuestros problemas económicos gente que no sabe nada ni de economía, ni de empresa, ni de fiscalidad… ni de nada que no sea sus chanchullos políticos con el partido de la Eta y con su amigo Santos Cerdán?
El problema como sociedad navarra que tenemos es que los votantes socialistas y aberchándales nos quieren hacer creer que el realismo a secas de Galdós y el realismo mágico de García Márquez son lo mismo. Y no, claro. Si has leído cómo termina Cien años de soledad sabes que no son lo mismo. Y eso es todo.
