El bar cerca de Pamplona que celebra diez años con su espectacular frito de gamba: “Es un sueño hecho realidad”
El Bar El Txikito ha cumplido diez años y lo ha celebrado como mejor sabe: con música, buena comida y el cariño de sus clientes. El pasado domingo 5 de octubre por la mañana, el pequeño local situado muy cerca de Pamplona se llenó hasta los topes. Hubo pulpeiro y mariachi para animar el vermut, y el ambiente fue tan festivo que muchos se quedaron sin sitio.
El responsable de esta historia es Iñaki Lizarraga Junguitu, pamplonés de la calle del Carmen, que junto a su pareja, Fabiane Reway Teixeira, brasileña de Curitiba, dirige este rincón gastronómico en Barañáin desde 2015. Ambos son pareja dentro y fuera del negocio, y su complicidad se nota en cada detalle del bar. “Es todo un logro y un orgullo que muchos no pueden contar. Después de pasar una pandemia, seguimos aquí, trabajando y con ganas de continuar mínimo otros diez años más”, ha confesado Iñaki emocionado.
La fiesta fue todo un éxito. “El día que hicimos la celebración el bar se quedó más pequeño de lo que ya es. Fue algo terrible —en el buen sentido—. La pena es que hizo mal tiempo, pero fue una avalancha. Esto estaba abarrotado. Fue un acontecimiento enorme, mucho más de lo que imaginábamos con el día que salió”, relató.
En estos diez años, El Txikito se ha convertido en un referente por sus fritos caseros, y en especial por su frito de gamba, que ya es un clásico en la zona. No es un pincho cualquiera: el gambón va envuelto en pasta kataifi, una masa de finísimos fideos, y se sirve con una mayonesa de atún que potencia el sabor. “No es un frito de gamba tradicional, y eso es precisamente lo que más gusta”, explicó Iñaki, orgulloso de haber encontrado una fórmula única que sorprende a quien lo prueba.
Ese pincho es solo una muestra del mimo que ponen en su cocina. “Entre nuestros bocatas, nuestras hamburguesas y hasta nosotros mismos, algo tendremos. Sobre todo, la mano de mi mujer, que es la cocinera. Sin ella esto no sería posible. Y alguna pequeña parte de culpa también será mía”, comentó entre risas. La complicidad entre ambos se ha convertido en el alma del local.
Durante las mañanas, el bar mantiene el ambiente típico de los pinchicos habituales, pero cuando llega el fin de semana, todo cambia. “Los fritos son buenísimos. Hemos ganado tres veces la Semana del Pincho de Barañáin y siempre hacemos cosicas”, contó. Su secreto, dice, es el cariño. “Se puede vivir de un bar como este con mucho trabajo, con esfuerzo y, sobre todo, con muchísimo cariño. Creo que eso se transmite, y el cliente lo nota”.
En el Txikito no hay menú del día, pero sí una carta amplia con bocadillos, hamburguesas y platos que varían según la temporada. “Siempre hacemos cosas fuera de carta los fines de semana y trabajamos con producto de temporada”, señaló.
La historia de cómo llegaron hasta allí también tiene algo de casualidad. Iñaki había trabajado en el restaurante Ábaco, y Fabiane, en un bar de bocadillos. “Mi mujer y yo venimos de la hostelería y decidimos dar el paso y montar algo. Este local nos encantaba y los dueños nos dijeron que lo iban a dejar. Hablamos con ellos en agosto de 2015 y un 5 de octubre abrimos llenos de ilusiones, cargadísimos de miedos y con los bolsillos vacíos, porque los pocos euros que teníamos los invertimos aquí”, recordó.
El balance de esta década es inmejorable. “Ha sido fantástico, maravilloso, espectacular. No nos imaginábamos que íbamos a tener tal acogida en este pueblo, porque no somos de Barañáin, pero ha sido algo increíble. Estamos encantados, felices y por supuesto nos vamos a quedar. Creo que el pueblo también está satisfecho con nosotros”, aseguró Iñaki, que a sus 47 años sigue con la misma ilusión del primer día.
A su lado, Fabiane, de 39 años, lleva la cocina con la pasión de quien ama su oficio. En el bar también triunfan sus platos de casquería por encargo: “Es todo casero, lo hace mi mujer. Hace unos callos y unos menudicos fantásticos, ajoarriero y las manitas deshuesadas rellenas de hongo con puré de patatas, que vuelan”, comentó su pareja.
Fabiane lleva 17 años trabajando en Pamplona y empezó con 21 en el bar El Papeo, también en Barañáin. “Allí aprendí el tema de casquería. Luego Jesús Íñigo, del restaurante Ábaco, me enseñó la cocina de aquí. A mí me gusta muchísimo cocinar y he aprendido lo que más cuesta, lo que la gente ya no quiere hacer, como la casquería, que cuesta mucho limpiar”, explicó con orgullo.
Hoy dice que estos diez años son un sueño hecho realidad. “Trabajamos muy bien, nos gusta muchísimo nuestro oficio y es maravilloso, además de la clientela”, destacó. El Bar El Txikito abre de 9:00 a 15:00 horas y de 18:30 al cierre, y descansa los lunes y martes.
La pareja no piensa en el relevo por ahora. “Nos quedan unos cuantos años a los dos, a no ser que nos toque el Euromillón. Vamos a seguir aquí al pie del cañón”, comentó entre risas. Su hija Bianca, de 21 años, también forma parte del proyecto familiar y les ayuda los fines de semana junto con Dinilson. “Nos saca de muchos problemas”, reconocieron entre sonrisas, mientras detrás de la barra se fríe otro de esos famosos fritos de gamba que ya son marca de la casa.