Comercio Local

Las pastas más increíbles que derriten el paladar en un pueblo de Navarra: “Es lo que más pide la gente”

Sara Elkhalifi en el interior de su pastelería en la localidad de Estella. Navarra.com
“Aquí tenemos clientela fija y están todos contentos. Repiten”, señala. Y cuando llega el verano, el ambiente cambia con su espectacular terraza.

La pastelería Las delicias de Sara se ha convertido en un pequeño templo para los amantes del dulce en un pueblo de Navarra. Un lugar que huele siempre a horno recién abierto, a masa caliente y a esa mezcla de mantequilla, especias y azúcar que avisa, a distancia, de que algo bueno está pasando dentro.

Está muy cerca de otras pastelerías que hemos conocido en la ciudad del Ega, como son la Mayorquina en la calle Mayor, Lizar, Ángela o bombones Torres, que le dan un aire distinguido a la localidad.

Ese “algo bueno” ocurre en Estella, concretamente en la calle San Andrés 8, donde Sara Elkhalifi, de 27 años, trabaja desde primera hora de la mañana junto a sus padres, Rachid Elkhalifi y Bouchra Aouad, para sacar adelante una pastelería que se ha ganado el cariño del vecindario. Sara tomó el relevo en diciembre de 2019, y desde entonces ha logrado que su local sea una parada dulce casi obligada.

La carta que ofrecen está marcada por la mezcla de tradiciones que han acompañado a la familia. Pero si hay algo que atrae miradas y paladares son las pastas marroquíes, las grandes protagonistas del mostrador. “Es lo que más pide la gente”, explica mientras señala bandejas llenas de piezas elaboradas una a una. No solo preparan opciones saladas con jamón: también hornean bollería variada y un surtido que se ha vuelto parte del desayuno de muchos vecinos.

A esas recetas se suman los pasteles de estilo francés, con especial mención a sus éclairs de crema y chocolate, que desaparecen a un ritmo sorprendente. En el obrador también salen tartas de queso, bizcochos de zanahoria con nueces y tartas por encargo que se han convertido en recurso habitual para celebraciones locales.

“Lo demás, como la bollería, lo horneamos aquí. Allí tenemos el obrador”, comenta Sara sobre el trabajo que comparten con la cafetería pastelería Ohana de Logroño, donde cocina su madre y desde donde traen los pasteles para venderlos también en Estella.

Aunque su historia comenzó lejos, en Marruecos, Sara lleva catorce años en Estella y confiesa que ya siente la ciudad como su hogar. “Ya casi soy de aquí. Llevo la mitad de mi vida aquí y estoy con mis padres. Vinimos todos juntos”, recuerda mientras atiende la barra. El horario, de 7.00 a 12.30 horas y de 16.30 a 20.00 horas, les mantiene en movimiento constante.

El negocio se sostiene con una clientela fiel, que encuentra en sus pastas y pasteles un motivo para volver. “Aquí tenemos clientela fija y están todos contentos. Repiten”, señala. Y cuando llega el verano, el ambiente cambia. La terraza, situada en una zona peatonal junto al bar Amaya y cerca de la estación de autobuses, se llena de vecinos y de visitantes que pasan por la ciudad.

“El mejor momento es en verano. Se nota más gente, como los que vienen del camping de Irache que vienen a desayunar. Cualquiera que viene a Estella tiene que pasar por aquí sí o sí. Es un paso obligatorio”.

Sara admite que sacar adelante una pastelería es posible, aunque reconoce que la ciudad no es la misma que hace años. “A ver, no es como era antes, cuando los jueves en Estella eran muy diferentes. Venía mucha gente de los pueblos y había más movimiento. Ahora está más tranquilo. Hay gente pero menos que antes. La pandemia lo cambió todo”, comenta.

Pese a la intensidad del trabajo, lo vive con ilusión. “De momento se puede vivir aunque no nos hagamos millonarios. Mis padres están contentos y me anima mucho, sobre todo mi madre que es una gran pastelera. Mi padre me ayuda en la barra”, afirma. Apenas viaja a Marruecos: “Voy muy poquito. Prefiero viajar a otros sitios”. La pastelería es ahora su centro, su rutina y su proyecto.

La clientela lo confirma con sus valoraciones. “Sitio totalmente recomendable. Los propietarios súper amables y los productos buenísimos”, escribe una visitante. Otra destaca la variedad: “Hay todo tipo de bollería, también pan y tostadas dulces y saladas. Me gustó mucho que hacen tostadas de aguacate muy sanas”. Y un tercer comentario resume la experiencia de muchos: “Nos quedamos dos días en Estella y los dos días desayunamos ahí. Una atención de 10 y todo buenísimo, volvería sin duda”.