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La odisea de una madre navarra: "Me parece injusto no poder cuidar a mi madre o a mi hija"

Por Cartas al director

Carta enviada por María Ángeles Mañas Mohamed.

Imagen del Hospital Virgen del Camino, dentro del Complejo Hospitalario de Navarra. PABLO LASAOSA
Imagen del Hospital Virgen del Camino, dentro del Complejo Hospitalario de Navarra. PABLO LASAOSA

Soy madre de tres hijos, además de vivir en mi casa mi suegra, y también tengo a mi madre, que vive lejos de mi, pero también me necesita. Pero esta carta no habla de mi, sino de ellos.
Desde el inicio de este año, mi hija mayor, que sufre una discapacidad importante (física y psíquica), ha estado ingresada en el hospital tres veces, durante muchos días, con una osteomielitis y fiebre muy alta que, actualmente, no está curada y pendiente de operación. Es una enfermedad de muy difícil pronóstico y curación. Mientras mi hija estaba ingresada, mi marido y yo, nos turnábamos para estar con ella, ir a trabajar y atender a mis otros hijos, (el pequeño también tiene discapacidad), pero incluso con ayuda, mi hija pasaba bastantes horas sola.

Durante este proceso, sumamente difícil y de gran tensión, mi marido contrajo una neumonía que le llevó a la UCI, por lo que durante muchos días no pude contar con él (además de la preocupación obvia).

Los médicos de mi hija nos decían que la infección de mi hija iba para largo, que no podría llevar una vida normal, que no podría pasear, ni bañarse en la piscina, ni ir de vacaciones, y, mi hija, que sufre, además, una obesidad importante, esas palabras fueron lo peor que podíamos oír, porque mi hija necesita, de hecho, moverse.

Mi marido y yo llevamos muchos años trabajando, de manera que pensamos, dadas las circunstancias, uno de los dos quedarse en casa a cuidar a mi hija, porque, además, sobre todo al principio, ella no podía acudir a su colegio, aunque en ese momento ya estábamos casi en junio.

Hablé con mi trabajadora social y otras personas de servicios sociales y descubrí que yo, al estar fija en mi trabajo, podría pedirme una excedencia, y también me comunicaron que podría optar a una ayuda que, no estaba garantizada, pero cada año el Gobierno de Navarra dedica una partida de dinero para quien necesita estas ayudas.

Así que en junio pedí la excedencia y la ayuda, es una cantidad muy pequeña en realidad, pero hicimos cuentas y vimos que yo podría estar con mi hija unos meses.
Actualmente mi hija está mucho mejor, aunque está pendiente su operación, y existe el riesgo de que aparezca la infección y nos lleve a urgencias otra vez.

Mientras que mi hija está mejor, y doy gracias por ello, tuve que irme unos días con mi madre porque se puso enferma, de manera que, estando yo con ella, la ingresaron en el hospital, ni siquiera sé cuántos días va estar allí mi madre. Sólo sé que tengo que estar con ella todo lo que pueda.

Sin embargo, después de casi cuatro meses, la ayuda no ha llegado, en mi casa llegamos a la conclusión de que no podríamos aguantar. De manera que hice lo que tenía que hacer, pedir la reincorporación a mi trabajo.

Como es normal, cuando cogí la excedencia, mi jefe tuvo que buscar a otra persona, de manera que ahora no tiene ninguna vacante para mi. Sin embargo, no pude esperar, por motivos obvios, en mi casa, con un sueldo, no comemos,y me puse a buscar trabajo, no pretendo dar pena ni nada por el estilo, uno de los motivos de esta carta es que creo que a muchas familias les ocurre esto, es una realidad.

Yo, como madre y como hija, tengo personas a mi cargo que me necesitan, pero aunque se diga mucho que hemos avanzado en derechos, yo no tengo la opción de elegir cuidar de ellos, no puedo.

Ahora mismo, me siento abrumada porque me parece injusto no poder cuidar a mi madre o a mi hija, es lo que yo habría elegido, y es lo que ellas necesitan ahora mismo.
Como conclusión diré que, en el camino de vuelta de ingresar a mi madre, lo hice llorando por un sentimiento de culpabilidad aplastante.

Pero, como he dicho, esta carta no habla de mi, si no de personas que nos necesitan, pero parece que las personas no cuentan, manda el dinero, porque, de hecho, pregunté porqué no me llegaba la ayuda, me dijeron que no había dinero.

Si existe esta ayuda, pero no hay dinero, es como decir que no existe ninguna ayuda. Sería mejor decirlo desde el principio.

Carta enviada por María Ángeles Mañas Mohamed.

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