Acompáñame a descubrir estos mágicos lugares donde siempre tienes la calma esperándote.
- martes, 25 de febrero de 2025
- Actualizado 21:21
Acompáñame a descubrir estos mágicos lugares donde siempre tienes la calma esperándote.
Estoy seguro de que hubo un tiempo en que los niños del pueblo admiraban las estrellas reflejadas en el charco de la calle; que se abrían las flores al frescor del paso del río; que el amor atravesaba el silencio de los paisajes y que la iglesia o el castillo derruido formaban parte de un cuento encantado o algo muy parecido.
Casi me parece pensar que apenas nunca llegaba a morir la tarde; que las palabras y las voces resbalaban serenas en los hogares, a cubierto de la lluvia plateada; que la alegría se alimentaba tanto del invierno como de la primavera.
Y sí, si alguien se perdía, era en el pelo o en el beso de su enamorada; que las sombras amanecían risueñas como pájaros dorados; y que nada había de este mundo feo de los hombres.
Quiero imaginarme que jugaban en la pradera las risas y los animales; que los secretos se guardaban en una cajita donde ayer descansaron cromos y caramelos; que si una flor nacía sin raíz y sin tallo, bien quedaba su perfume en el aire de la vida.
Hoy hay lugares en Navarra, tristemente, abandonados.
La progresiva mecanización del campo.
La falta de agua.
La eliminación de servicios administrativos, escolares, comerciales, sanitarios.
Acompáñame a descubrir estos mágicos lugares donde siempre tienes la calma esperándote.
Allí donde se fabrica el pensamiento o la reflexión, o donde encuentra el preso de la urbe sus verdes ramas.
Supongo que existen lugares en el mundo donde se halla el alma con el cuerpo; y el infinito tiene nombres, y la palabra pan, tomate, piedra o cielo adquiere un valor mucho más acentuado.
Pronto regresaré a Navarra.
Pasearé por algunos de estos lugares que muchos (por el momento) han olvidado.
En esta tierra nuestra, y bien que es nuestra, donde los grillos y las estrellas, juguetones y enredados, atan el paisaje; donde el cielo nunca te vuelve la espalda; donde las rosas se doblan por su hermosura; allí donde la luna no es luna, sino un precioso y deslumbrante anuncio de la noche.
Anexo:Despoblados de Navarra - Wikipedia, la enciclopedia libre
