"Cuando alguien da por imposible una circunstancia, yo no sé qué pasa, las probabilidades de que se concrete ese algo se multiplican".

Ha ardido medio Los Ángeles y la estampa que ha quedado es de dar terror. Y no eran barracones de pobres, carromatos de nómadas, lo que se ha comido el fuego. No queda ni un palmo de las mansiones de millonarios. Se han volatilizado, tú. Ceniza. Todo.
La culpa la madera, dicen los que saben. A quién se le ocurre, apostillan, construir con ese material. Mira cómo las escasas construcciones en ladrillo o piedra o cemento resisten. La superioridad constructiva europea emerge en las fotos, te comentan los ingenieros barra arquitectos que conoces, hinchando pecho palomo corporativista.
Y yo pienso en el planetario de Pamplona, que acaba de arder por dentro pero no por fuera. ¿Qué habría pasado si hubiera sido de madera en vez de ladrillo?, pregunto, ingenuo.
Nada. Es imposible que hubiera ardido porque habría sido construido con madera tratada, ignífuga, añaden con un aplomo que a mí me acojona. ¿Imposible? El Titanic es insumergible, resuena en mi cabeza. Y no duró ni un viaje. A mitad del primero, a pique. Pero era insumergible. Eso es innegable. Todo es... hasta que deja de serlo.
¿Seguro?, repregunto. ¿En EEUU no construyen con madera ignífuga? Seguro, créeme, es imposible que una estructura de madera arda aquí porque es madera pero tratada. Y yo solo pienso en el verso de Quevedo será polvo, sí, pero polvo enamorado, es decir, que aunque se trate de destruir su capacidad de arder… vete tú a saber, llegado el caso, si no arderá también. Y luego lo de siempre, como en los edificios de Valencia o Londres, que se supone que no tenían que haberse quemado. Ah, pues sí que ardían. Fíjate tú, qué cosas, y cuántos muertos.
Cuando alguien da por imposible una circunstancia, yo no sé qué pasa, las probabilidades de que se concrete ese algo se multiplican. Llámalo casualidad, karma, meigas o ciencia que aún no había sido descubierta o errores o conocimiento que en ese momento era incompleto o deficitario. El caso es que muchas veces que algo es imposible. Pam. Gol. Salta la sorpresa en la Nueva Condomina.
¿Por qué construyen en madera en EEUU? Se preguntan últimamente muchos artículos entre alarmados e indignados. Ni idea, pero, aquí que todas las modas las importamos, ya la tenemos también. Por ecologismo, te aseguran. Y yo solo pienso en que será un método más barato, para meter más sartenazo final en el margen de beneficios de la factura, mientras el político de turno puede alardear de sostenible y esas monsergas.
Txibite está construyendo en la zona de los hospitales una facultad de medicina enterita en madera. Edificio de varias plantas destinado a albergar a un montón de jóvenes, que si hay que evacuar, no me gustaría ser el responsable de ordenar el kaos que se puede formar para bajarlos de las diferentes alturas.
¿Esto ya será seguro?, insisto. Será, como todo, hasta que, Dios no lo quiera, deje de serlo, como todo también en esta vida. Es el tranquilo, que no muerde, que precede a todos los primeros mordiscos de los perros que jamás han lanzado una dentellada. Anda, pues mira, señor dueño, sí que mordía, dígale a su chucho que me devuelva mi tibia, por favor, y hágame un torniquete que me estoy desangrando. Y eso es todo.