• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / Su trayectoria profesional está estrechamente vinculada al mundo de la radio.

Leyenda de la negativa

Por Luis del Val

Por tierras del sur de América, se cuenta la leyenda de dos hombres que eran vecinos y que rompieron su amistad, después de que uno de ellos le comprara a un buhonero el único pico que llevaba en el carro.

Pasados unos días, y viendo que el nivel del río comenzaba a crecer, el que se quedó sin pico le rogó al otro que se lo prestara para formar un talud de defensa que contuviera las aguas del río, por si seguía creciendo, pero debido a esa rivalidad vecinal, se negó a prestarle la herramienta. Pasaron varios días y las aguas se aquietaron.

Alguna vez, los dos vecinos se cruzaban, pero ni el que se consideraba despreciado por la negativa, ni el dueño del pico, hacían gestos de percatarse de la presencia del otro, a pesar de que en aquellas tierras sólo vivían ellos dos. Al cabo de una semana comenzó a llover con fuerza y, a los dos días, el nivel del río superó sus cotas habituales.

A pesar de las malas relaciones, el vecino acudió a la puerta del dueño del pico para solicitar de nuevo su préstamo, pero éste le volvió a decir que no. Unas horas más tarde, las aguas comenzaron a lamer su campo de cultivo, y retornó a pedirle prestado el pico, porque temía una inundación. Y volvió a recibir una negativa.

Las aguas siguieron creciendo. Inundaron primero las tierras del solicitante, después las del vecino, que estaban al lado, arrasaron los corrales, las dos viviendas, y los dos vecinos tuvieron que salir huyendo. Dicen que el único que tenia una barca era el que no tenía pico, y que le negó subirse a ella al otro, pero que llegó una avalancha de agua y se ahogaron los dos. Dice la leyenda que todo quedó arrasado y que, en un montículo, embarrado, apareció una barca y, en un interior, un pico.

No entiendo bien porque me he acordado de esta leyenda, precisamente hoy, y es que entiendo ya muy pocas cosas. No entiendo que el país que superó las cicatrices de una de las tragedias más terribles, que es una guerra civil, no pueda superar, ni interpretar, ni esforzarse en comprender unos resultados electorales.

No entiendo que se delegue en unas personas la solución de los problemas y se dediquen a construir problemas nuevos. No entiendo que la política, que requiere tolerancia, contemporización, diálogo, delicadeza y comprensión, esté en manos de intransigentes. Y no entiendo al que no presta el pico, ni cede un sitio en la barca.


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