• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Periodista y escritora

26J: ¿Votar con la cabeza o con el corazón?

Por Rosa Villacastín

Cuando este articulo salga a la luz la mayoría de los lideres políticos de nuestro país, desde Pablo Iglesias a Mariano Rajoy, estarán intentando captar la atención de esos miles de ciudadanos que a estas alturas de la película todavía no saben a quién van a votar,

desilusionados como están de la política y de los políticos, pero que son los que finalmente inclinarán la balanza hacía un lado o hacía el otro.

Por eso sería bueno que los politólogos en vez de hablar de números, de porcentajes, de quienes están más capacitados para solucionar nuestros problemas diarios, analizaran las verdaderas razones que han llevado a muchos españoles a desencantarse de la política, hasta el punto de que prefieren quedarse en su casa antes que acudir a las urnas, con el deterioro que eso supone para la salud de nuestra democracia, tan vilipendiada por algunos pero tan necesaria para todos los que aspiramos a vivir en paz y libertad.

Dicho esto, y puesto que apenas si quedan unas horas para que acudamos a votar, voy a hacer un ejercicio de sinceridad y voy a enumerar el que para mí es el mayor problema al que nos enfrentamos en estas elecciones del domingo, las segundas en seis meses, que se dice bien.

Mucho se habla, los políticos sobre todo, de que han aprendido la lección, de que no van a repetir los errores del pasado y de que van a hacer todo lo posible por seguir los dictados de los ciudadanos expresados en las urnas. Mentira cochina. Hoy como el día 20 de diciembre lo que marcará nuestro futuro inmediato serán las líneas rojas impuestas por Sánchez, Rivera, Iglesias y Rajoy, que hacen imposible que los pactos lleguen a buen puerto.

A las pruebas me remito. Si Sánchez no está dispuesto a pactar ni con Rajoy ni con Iglesias, de dónde demonios piensa sacar los votos para su investidura. Me gustaría que lo explicara antes de que empiece esa ronda endemoniada de negociaciones que no llevan a ninguna parte, y que solo sirven para que tomemos nota de que al menos lo ha intentado.

En cuanto a Rajoy y una vez que ha confesado que si no se cumple el precepto de que gobierne el que más escaños tenga, o sea su partido, ya que parece que la gran coalición es imposible, hará lo mismo que la vez anterior: decirle al Rey que él pasa la pelota a otro, que es una forma como otra cualquiera de aceptar su derrota.

Ante este panorama todavía nos quedan Iglesias y Rivera, los dos líderes emergentes, imprescindibles para cualquier pacto que se pretenda llevar a cabo si no fuera porque ambos han dicho ya que no, que una cosa es debatir en un bar con Jordi Evole como moderador y otra muy distinta formar gobierno. Salvo que Rajoy haga mutis por el foro, y el PP ponga a otro líder que no esté salpicado por la corrupción que anega su partido.

Una opción que esta muy bien vista en los cenáculos económicos, incluso entre algunos prohombres de su partido, pero que de momento no se contempla ni por parte de Rajoy ni de su guardia pretoriana, como es lógico, siendo como va a ser el PP el partido más votado, salvo sorpresas de última hora.

Así las cosas una amiga me propone votar como los franceses en la segunda vuelta: con la cabeza en vez de con el corazón. Una opción que pocos contemplamos, pero que quizá habría que no olvidar cuando nos enfrentemos al dilema de quién gestionara mejor los recortes, que tanto dolor nos han causado, y que nos seguirán causando si como dicen se avecina una nueva recesión.


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26J: ¿Votar con la cabeza o con el corazón?