Esta panadería de Pamplona es una de las mejores 50 de España y abre un nuevo local: "Va a ser muy bonito"
Iker Oroz Ugalde es un pamplonés de 46 años que, tras decidir dedicarse a lo que le gustaba y trabajar y formarse para ello por diferentes ciudades de España, el 13 de junio de 2022 abrió su propia panadería artesana.
Hace un año, cuando el panadero vio que llegaba a su "límite de trabajo", y con la intención de crecer, decidió juntarse con Keiko Shiraishi, una mujer de 43 años de Osaka, Japón. Ambos se conocían tras haber trabajado juntos durante una temporada en un obrador, y unieron sus esfuerzos en una panadería que poco tiempo después se convirtió en una de las mejores de España.
Se trata de la panadería Anik, situada en la calle Benjamín de Tudela número 36, trasera, en Mendebaldea. Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local, como la pastelería artesana Ayesa, que vende huesos de santo o buñuelos como los hacía el abuelo, o el obrador Kanel, que deleita a Pamplona con su sorprendente gastronomía argentina.
En septiembre del año pasado, el periódico La Razón, en los VIII Premios Gastro, eligieron el pan rústico de Anik como el mejor pan de vanguardia artesanal. Se trata de uno de los productos estrella del local. Además, a nivel nacional, la panadería de Iker Oroz y Keiko Shiraishi fue elegida entre las 50 mejores de toda España. "Desde la propia organización nos llamaron para felicitarnos porque les encantó nuestro pan", expresa el propietario.
A finales de 2024, una bajera de la plaza Salesianos, en el Segundo Ensanche, junto al portal número 6, amaneció con un cartel que informaba sobre la próxima apertura del segundo local de la panadería. Este tendrá el nombre de Anik Makigama.
"Todavía no tenemos una fecha de apertura. Estamos esperando a que nos den la licencia de obra, pero quisimos poner el cartel para avisar de que abriremos. Va a ser similar a este local (en Mendebaldea), pero diferente. Tenemos la idea de que sea un pequeño obrador muy bonito", confiesa el propietario.
"En el nuevo local, vamos a hacer una cosa muy 'chula' para elaborar el pan que nos ha llamado la atención tanto a Keiko como a mí desde que la vimos. Todo estará acristalado, y se podrá ver en él todo menos el vestuario y el almacén. El resto estará a la vista para todo el mundo. Eso es lo que puedo avanzar de momento", continúa.
En la panadería Anik, además del rústico, elaboran todo tipo de panes, como la barra clásica, el pan de leche o la chapata, entre otros. Todos ellos están "elaborados con sus propias manos" y emplean harinas, como integrales o de espelta, por ejemplo, de la mejor calidad, agua y sales de Salinas de Oro.
Además, prestan especial atención a la salud y a una mejor digestión. "Es un pan que alimenta, que te va a gustar y sentar bien. Muchos clientes me comentan que cuando lo comen no tienen los problemas de digestión, los ardores o la hinchazón que tenían antes. Además, no engorda. Lo tiene todo para triunfar", ríe.
Al poseer una dermatitis crónica, Iker Oroz, con la ayuda de Keiko Shiraishi, se centró en ofrecer a sus clientes panes que no les afectasen a su salud de ningún modo. "Vendemos al público el pan que nos gusta comer a nosotros", expresa.
Además de sus panes de masa madre, en Anik se pueden encontrar exquisitos dulces elaborados de manera artesana, como su brioche de chocolate, que atrae cada día a más clientes, y también sus rolls de canela. También realizan hojaldres, cruasanes y bacon rolls, así como focaccias. Todo ello, al igual que sus panes, elaborado de manera artesana en el local.
El nombre de la panadería tiene una protagonista clara. "Un día, mi hija, Ana, me dijo que si juntábamos nuestros nombres salía Anik, porque 'Ikna' quedaba un poco feo, y desde ahí tuve claro cómo se llamaría mi negocio", expresa Iker Oroz entre risas.
"La mayor satisfacción es que lo que tú estás haciendo, y poniendo todo tu cariño en ello, a la persona que se lo lleva lo va a disfrutar. Cada barra que hacemos aquí, no sabes quien se la comerá, pero lo hará a gusto. Así las elaboramos nosotros", asegura.
El propietario se muestra muy feliz con la acogida de su negocio. "Cada vez hay más clientes, y también vamos mejorando nuestros productos. Nos ha costado arrancar porque es un negocio diferente a lo que estamos acostumbrados, y sacar a la gente de sus rutinas es más complicado, pero nos hacen muy buena publicidad nuestros clientes. Los clientes que tenemos son espectaculares", concluye Iker Oroz, de la panadería Anik.