• miércoles, 24 de abril de 2024
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Opinión /

Ni Javier Remírez es el Rey ni su hija es la Princesa de Asturias

Por Ignacio Murillo

Bochornoso comportamiento del Gobierno de Navarra, que difunde fotos oficiales del vicepresidente Remírez con su hija. 

Javier Remírez y su hija, en un acto institucional del Gobierno de Navarra en una foto facilitada por el propio Ejecutivo foral 03
Javier Remírez y su hija, en un acto institucional del Gobierno de Navarra en una foto facilitada por el propio Ejecutivo foral 03

La última mamarrachada de Javier Remírez, y mira que es complicado llevar la cuenta sobre el comportamiento de este sujeto, ha sido colocar a su hija de 11 años en la foto oficial de una entrega de premios organizada por el Ejecutivo foral. 

El vicepresidente del Gobierno de Navarra nos tiene acostumbrados a sus habituales salidas de tono, así como a sus incongruencias sociales y familiares, pero a la vergüenza ajena de este tipo de gente con aires de superioridad es complicado habituarse. 

El Gobierno de Navarra facilitó este domingo 2 de octubre una nota de prensa a los medios sobre la entrega de premios a los ocho proyectos ganadores del Programa de los Encuentros de Arte Joven 2022, impulsado por el Instituto Navarro de la Juventud. 

La nota oficial del Gobierno de Navarra iba acompañada de tres fotos, también oficiales, en las que el vicepresidente posaba sonriente con los premiados, una de ellos con una cara de asco y botellín de cerveza en mano, aunque esa es otra historia. 

En la foto más numerosa aparecen medio centenar de personas entre premiados y participantes en el certamen. Junto a Javier Remírez, en la foto oficial facilitada por el Gobierno de Navarra, se puede ver también a su hija, una niña de 11 años, que posa junto a su padre cuál heredera al trono. 

La falta de respeto que Javier Remírez le tiene al cargo la ejemplifica muy bien esta escena surrealista, en la que la hija menor del vicepresidente posa en la imagen como si fuera un miembro más del Gobierno de Navarra, por la gracia de su padre. 

La niña no tiene culpa, es evidente. Como tampoco la tiene de estar matriculada en un colegio de educación diferenciada mientras su padre lidera un Gobierno que insulta a ese mismo colegio y trabaja a destajo para cerrarlo. Peajes que tiene vender tu alma al diablo en cada esquina. 

Pero en la cabeza de estas personas que sólo aspiran al poder a cualquier precio cabe cualquier cosa. No es de extrañar que el sujeto haya tenido que cerrar su cuenta de Twitter para limitar las respuestas de los usuarios a sus ocurrencias, porque para vivir ajeno a la realidad es mejor no escuchar a nadie y estar encantado de conocerte. 

A Javier Remírez le han pillado tantas personas la matrícula en estos tres años que ya nada sorprende, aunque gente que desprecia de tal manera el cargo y a los ciudadanos navarros es todavía capaz de guardar la traca final para los últimos días de la legislatura. 


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