La puesta en marcha, por parte de nuestros excelentes políticos y gestores, de la máquina de envases que paga 10 céntimos el envase que se recicla hace que me sienta como en el día de la marmota.
- lunes, 09 de diciembre de 2024
- Actualizado 16:55
La puesta en marcha, por parte de nuestros excelentes políticos y gestores, de la máquina de envases que paga 10 céntimos el envase que se recicla hace que me sienta como en el día de la marmota.
¿No recuerdan aquellos contenedores/ máquinas situados en la pista de Antoniutti en los que por introducir diez envases se obtenía una entrada de cine?
Y aquello funcionó de maravilla. Gente educada, responsable y sin nada de picaresca se acercaba civilizadamente a la máquina e introducía sus envases para poder retirar su entrada para el cine.
Una idea magnífica; cultura y ecología unidas de la mano. Una iniciativa copiada de Alemania y el norte de Europa.
Pero, ¿estamos tontos o qué? Los mejores arroces se comen en Valencia, los langostinos de Sanlucar de Barrameda, las gambas de Huelva, la retinta de Cádiz, los asados de Castilla, el marisco de Galicia y la chistorra de Navarra. ¿A que sí?
Porque si digo que los mejores arroces son los de Finlandia; los langostinos, de Eslovenia; las gambas, de Alemania; la retinta, de Noruega; los asados, de Holanda y la chistorra sueca, entienden, sin lugar a ninguna duda, que estoy totalmente equivocado.
Pues en España erre que erre, que si en Alemania hacen esto, que si en Holanda aquello, que si en Finlandia.... y repito ¿estamos tontos o qué?
Somos lo que somos y como somos, para bien y para mal. Hagan memoria de cómo acabó la maquinita de Antoniutti. Monopolizada por familias que, previamente recogían envases de los contenedores, los cortaban en trozos y, tras obtener entradas a cascoporro, las vendían en la zona. Como no, por un precio de los de "que me las quitan de las manos". Igualito que en Alemania y en Holanda.
Pero qué manía hemos cogido con copiar las excelentes ideas de fuera, que son excelentes fuera, pero aquí no. Es un tema educacional, que da para otro artículo. Es mucho más fácil recuperar métodos y maneras de antaño que han funcionado.
Recuerdo cuando de pequeño me iba a la tienda de "el Porfirio", o de "la Visi" a llevar los cascos con el carro de la compra. Desde los botellines de tónica hasta las botellas de litro de vino de todos los días. Y te devolvían tus cinco pesetas, previamente cobradas al venderte la botella.
Así que toca mirar hacia atrás, recuperar y actualizar este sistema de andar por casa que funcionaba de maravilla. Algunas marcas ya lo están implementando en hostelería y no es tan traumático como lo pintan.
La industria tiene la obligación de volverse más eco-lógica sin abusar del envasado. Tiene que diseñar una oferta donde cambie el modelo actual de envasado y distribución, progresivamente y sin pausa. Es imperativo.
Pero no todo es responsabilidad de la malvada industria. Entre todos compremos menos botella de plástico y menos envases, así como bolsas que sirven para muy poco o para casi nada. Así lograremos entre unos y otros, que el consumo de envases llegue a un volumen razonable o mínimo. Porque si no, vamos a dejar un estercolero a nuestros nietos.
Aunque siempre podemos implantar ideas Alemanas y comer chistorra Sueca.