El Gran Hotel La Perla de Pamplona en la Plaza del Castillo suma 3 siglos, 4 generaciones y 5 estrellas.
- sábado, 27 de abril de 2024
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Regreso a mis palabras y, por ende, a ustedes, queridos amig@s de Navarra.com a través de estas gotas de tinta ardorosas que habían quedado mudas por deberme en estos meses de permiso de paternidad al cuidado de mi hija, Amalia.
Tiempo tendremos de acercarnos a las voces henchidas de amor, a las miradas infantiles elevadas hasta la dulzura infinita, a la plenitud de plenitudes, a la algarabía de mi propia naturaleza.
No quedarán tampoco en el olvido muchos temas y sentimientos de estos días pasados acontecidos en nuestra tierra y que mi letra, siempre remanso cristalino, encontrará alimento en en el pasto de una blanca página.
Pero antes de todo, en esta mañana bohemia y aborrascada, quiero retornar a mi ciudad natal, Pamplona, y dar las gracias a quien tuvo la generosidad de abrirme las puertas de su casa y mostrarme una joya preciosa alzada en piedra, como es el Gran Hotel La Perla, de la mano de su director y propietario, Rafael Moreno.
Nos unieron estos escritos que derramo semanalmente y que él, persona culta y cultivada, tiene a bien acercarse generando en mí, y juro que no miento, cierto sonrojo por su presencia.
¡Qué bueno eres, Rafael!
Dedicaste todo tu tiempo a contarme parte de la historia de La Perla,(a la que pueden acercarse a través de su página), así como a mostrarme los majestuosos enclaves o las distintas habitaciones personalizadas que conforman la estancia.
En aquella generosa visita me hiciste recordar un filme de Woody Allen titulado, Medianoche en París (Midnight in París), ya que por un momento me sentí acompañado de la presencia de reyes, escritores, políticos, toreros, arquitectos y personas distinguidas que vivieron y visitaron el hotel en el siglo XIX y XX.
Pero si hay un lugar que me dejó, profundamente, enamorado y al que anhelo regresar en un futuro con un libro bajo el brazo es la biblioteca, reconocida por el Salón La Perla.
Como librero que siempre me sentiré por los años que ejercí tan maravillosa profesión no puedo ni quiero dejar de mencionar ese envolvente espacio que atesora inmensos recuerdos a tenor de los numerosos autores y autoras que han dejado su huella en forma de rúbrica en cada una de las presentaciones de libros que en dicho Salón se han acogido.
Posteriormente, nos desplazamos al Café Iruña, lugar al que tantas y tantas veces he acudido a leer o a escribir acompañado de una taza de café, para culminar tan inolvidable visita que, a día de hoy, habiendo transcurrido casi dos años, no había tenido oportunidad de agradecerte como mereces.
Me alejo de mi recordada y apreciada visita a Pamplona junto a mi querido Rafael al escuchar en la habitación contigua un nimio llanto infantil que despierta.
…Y es así como deposito en mi memoria una Gran Perla que se transforma, dulcemente, en otra que ya acuno entre mis brazos.
