• jueves, 28 de marzo de 2024
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Blog / Cartas al director

Escuelas infantiles: la lucha contra un gigante de unos padres de Pamplona

Por La voz de los lectores

Carta enviada por Diego Corera Rada, padre de un niño afectado. 

Con motivo del inicio de curso en las escuelas infantiles municipales, el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, visita la Escuela Infantil Hello Egunsenti en la Chantrea. IÑIGO ALZUGARAY
Vista de la Escuela Infantil Hello Egunsenti en la Chantrea. IÑIGO ALZUGARAY

Recientemente hemos conocido que el Ayuntamiento de Pamplona tiene intención de reimplantar el modelo de castellano en las escuelas infantiles Donibane y Printzearen Harresi, y sumará el castellano con ingles a la oferta de Goiz Eder, con la idea de acatar las sentencias judiciales dictadas en relación a este tema.

Como padre de un niño que tuvo que abandonar Donibane en 2016, parece que, después de muchas vicisitudes, por fin llegamos, sino al final, a las últimas etapas del camino que varias familias llevamos recorridas en la lucha de lo que creemos son los derechos de nuestros hijos.

Atrás quedan las caras de estupor, cuando de un día para otro, enterándonos por la prensa, nos dimos cuenta de que el modelo educativo que habíamos elegido para nuestros hijos en las escuelas infantiles se veía interrumpido repentinamente. El cuatripartito del Ayuntamiento de Pamplona, encabezado por el Sr. Asirón, decidió cambiar unilateralmente el modelo lingüístico de varias escuelas municipales, pasándolas al euskera. Seguidamente representantes de la anterior corporación municipal vinieron a darnos unas explicaciones, sin ningún estudio que las refutase, muchas de las cuales con el tiempo se tornaron en mentiras.

Atrás queda tener que buscar apresuradamente una nueva escuela para nuestros hijos, el que pudo, porque no se nos dio opción a continuar con la opción que libremente, como padres de nuestros hijos, habíamos elegido antes. Porque fue un hecho irrefutable que si no nos amoldábamos al nuevo modelo, nuestros hijos acabarían en la calle. Y allí acabaron, en la mayoría de los casos.

Atrás quedan las súplicas de las familias afectadas, las reuniones con los partidos que estaban decidiendo los cambios, la visita al Parlamento, las concentraciones, las ruedas de prensa, todos los esfuerzos por hacer ver a la sociedad y a los políticos que queríamos poder terminar el modelo educativo que queríamos para nuestros hijos y que esto no volviera a suceder. No teníamos nada contra el euskera, y sobre todo, queríamos libertad en nuestras elecciones, no una imposición del Gobierno actuante de turno con sus criterios.

Muchos no quisieron escuchar, otros tantos no entendieron y tuvimos que aguantar ser tildados desde ciertos ámbitos políticos de cosas que no éramos ni somos ahora. Hemos tenido que soportar manipulaciones y mentiras, y eso hay que vivirlo para darse cuenta. Hemos sufrido la artillería pesada del cuatripartito encabezado por el Sr. Asirón en un juego que querían hacerlo político, cuando para nosotros era de derechos y libertades.

Un puñado de padres afectados iniciamos una lucha jurídica contra un gigante que gozaba de recursos ilimitados.

Han sido cuatro años duros, en los que el todopoderoso Ayuntamiento, cada vez que una instancia nos daba la razón, ponía el consiguiente recurso para contraatacarla. La Justicia acabó dictando sentencia a nuestro favor, e instó al Ayuntamiento a revertir las Escuelas Municipales a su estado inicial.

Ahora, por fin podemos ver que el Ayuntamiento de Pamplona con Navarra Suma, acepta la decisión judicial y se pone en marcha a revertir el proceso iniciado por la anterior corporación, pero con una diferencia fundamental que nosotros NO tuvimos: que el cambio se va a hacer gradualmente y sin que ningún niño tenga que abandonar la opción que eligieron para él. Porque en este asunto las formas han sido y son fundamentales. No quisiéramos que ningún padre, sea de la ideología que fuera, tuviera que ver como se le expulsa de su escuela porque no se atiene a las nuevas reglas. Y esto es válido para todos.

No obstante al Ayuntamiento no le queda otra opción, porque cualquier ciudadano puede pedir la ejecución de sentencia del TSJN, y entonces tendría que ser inmediata,  completa y sin ninguna gradualidad.

Cuando mis hijos sean mayores, les contaré la anécdota de que sus papás, con otros padres valientes, se enfrentaron al gobierno de un Ayuntamiento y lo llevaron a juicio, y para sorpresa de algunos, ganaron. A ver si va a resultar que teníamos razón.
 

Carta enviada por Diego Corera Rada, padre de un niño afectado. 

Escuelas infantiles: la lucha contra un gigante de unos padres de Pamplona