Pornografía, menores y el consejero

La reacción del consejero de sanidad de Navarra a las críticas por la campaña de prevención de las enfermedades de transmisión sexual es tan necia como irresponsable. La campaña en sí carece de toda lógica. Presentar en público indiscriminadamente imágenes de sexo explícito para prevenir las ETS tiene poco sentido. Peor aún ha sido defenderla con una alusión chulesca al consumo de pornografía por parte de menores.

La pornografía es un vergonzoso negocio que mueve muchísimo dinero, convirtiendo a nuestros hijos en sus principales víctimas, y declaraciones como las del consejero ayudan a su normalización. ¿Piensa quizá que el consumo de pornografía es un hábito saludable? Porque da por bueno que esté al alcance de todo el público infantil, indiscriminadamente. Los niños que no la habían visto por su cuenta ya la han encontrado con su campaña de imágenes sexuales explícitas. Parece que quiere ampliar el mercado para los explotadores de este negocio.

La adicción a la pornografía también es un problema de salud pública, y tiene graves consecuencias sexuales y mentales, especialmente para grupos vulnerables como los niños y adolescentes, pero al consejero solo se le ocurre banalizarla y bromear sobre ello.

Precisamente, la pornografía que él se toma a la ligera y toda trivialización del sexo, como la de esta campaña, conducen a las conductas sexuales de riesgo que desembocan en contagios de ETS.

Es decir, que la campaña va en dirección opuesta a lo que nos dicen que quiere conseguir. Es que frenar los contagios de ETS es complicado, porque requiere una educación integral de las personas, mientras que llamar la atención con una campaña zafia y pornográfica está al alcance de cualquiera.

Por si fuera poco, la pornografía es violencia machista. Cosifica y mercantiliza el cuerpo de la mujer, y muchas veces consiste en imágenes violentas explícitas. Además, difunde unos estereotipos y configura unos hábitos que a su vez desencadenan violencia real contra las mujeres. Esto también le parecerá broma al consejero.

Sin duda el consejero podrá encontrar quien le explique estas cuestiones de manera que él pueda entender. Entretanto, que haga caso de las familias, que sabemos bien lo que conviene a nuestros hijos.