• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Javier Izu es periodista en RNE en Navarra.

Insoportable

Por Javier Izu

Resulta especialmente doloroso comprobar como la sociedad  actual se está “acomodando” a recibir y encajar los asesinatos de violencia de género y sexista con una frialdad y resignación que rozan el sarcasmo.

Parece que no fuera con nosotros … hasta que va.

Esa es la triste desgracia de esta lacra insoportable e intolerable. Hasta nuestro discurso en los medios de comunicación me parece ya reiterativo. Salvando todas las distancias y sin que nadie se ofenda. La situación mediática y social empieza a recordarme a los años en que los crímenes de ETA se asumían con una resignación impropia de una sociedad que quiere llamarse democrática y adulta.

Un asesinato es un asesinato, una barbaridad y un fracaso del lado más salvaje del género humano. El nulo respeto a la vida en casos como los que vivimos entonces y vivimos ahora con la violencia sexista, no pueden dejarnos impasibles. ¿Acaso hace falta que mueran cien mujeres en un día asesinadas para que salgamos a la calle como hicimos tras el atentado del 11M?

Como editor de un medio de comunicación siempre me queda la duda del tratamiento informativo de estos casos. Resulta obvio que hay que denunciarlos y repudiarlos, con altavoz si hace falta. Pero no es menos cierto, que en este macabro asunto hay un efecto de caja de resonancia.

Parece como si un asesino en potencia se retroalimentase de la información de esos casos para obtener  la “valentía/cobardía” y cometer el crimen. Que ninguno me mal interprete. No estoy diciendo, ni mucho menos, que haya que ocultar los asesinatos en los medios de comunicación, pero admito que ahora mismo me hace replantearme cómo enfocarlos y si la forma en que se está haciendo es la más correcta.

La educación en valores hace tiempo que pasó a segundo plano en nuestra sociedad. De ello ya hablé en alguna columna anterior. El respeto al prójimo es más cosa del pasado que del presente, y por ahí se desangra la sociedad. Aquellas culturas donde hay un mayor respeto a los demás, no padecen con tanta virulencia casos como los aquí relatados. Sin olvidar que siempre habrá gente trastornada que cometa crímenes, aquí y en las antípodas.

El sistema educativo debiera hacer mayor hincapié en estos temas, más allá de discutir reforma va y viene, si quitamos la filosofía (¡qué barbaridad!), mermamos la música, o restamos la religión.

Me duele la violencia sexista, aunque por fortuna no la haya vivido cerca. Pero me duele por la pasividad con la que se está digiriendo socialmente. No puede ser que únicamente se denuncien más de cien mil casos de los ¡seiscientos mil que se producen anualmente en este país! … ¡seiscientos mil!.

No seamos una sociedad hipócrita y de boquilla. Hagamos entre todos lo que podamos para acabar con la violencia de género. Los hombres no somos más que las mujeres … ni en fuerza física.


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