• sábado, 14 de diciembre de 2024
  • Actualizado 20:16

Opinión / Tribuna

Ahora, el Gobierno de Navarra

Por Javier Marcotegui

Navarra Suma ha alcanzado los objetivos señalados para las elecciones generales.

Javier Esparza y Enrique Maya inauguran la campaña electoral para las elecciones forales y municipales. PABLO LASAOSA 8
Javier Esparza y Enrique Maya inauguran la campaña electoral para las elecciones forales y municipales. PABLO LASAOSA

Ha revalidado los dos diputados y los tres senadores obtenidos por UPN-PP en las elecciones anteriores. Además, ha conseguido ser la lista más votada y, por tanto, la mejor situada para configurar el próximo Gobierno Foral.

Hay quienes opinan que las coaliciones no son rentables electoramente porque, a su entender, “no suman”. Es decir no alcanzan el resultado esperado por la simple suma aritmética de los votos obtenidos en las elecciones anteriores por los partidos coaligados.

Afirman que un número importante de ciudadanos no apoyan la coalición por no sentirse identificados en ella ante la presencia de partidos que de otro modo no votarían. Es posible que algunos electores sucumban a esta tentación electoral burda y busquen refugio en la abstención. Pero según el porcentaje de votos obtenidos sobre el censo, computando por tanto la abstención, el número que lo hace es insignificante.

En cualquier caso, los que así opinan no tienen en cuenta los efectos inmisericordes de la ley D´Hont sobre los partidos que no alcanzan el 3% de los votos emitidos o sobre los que superan esta barrera pero no tienen un resto de votos suficiente en el proceso de reparto de escaños para adjudicarles uno. Que se lo pregunten a Bildu o a Geroa Bai que con 46.559 y 22.247 votos respectivos no han conseguido diputado alguno. Si UPN hubiese concurrido sólo a las elecciones estaríamos hablando de un diputado, cero senadores y la segunda posición electoral por detrás del PSN. Es decir, de fracaso.

Ahora, la próxima meta de Navarra Suma debe ser configurar el Gobierno Foral para proteger la identidad jurídico-política de Navarra. Esto requiere impedir la presencia de los partidos nacionalistas en el Gobierno navarro. Estos partidos trabajan para la integración de Navarra en el plazo más breve posible en la Comunidad Autónoma Vasca como un “herrialde” más junto a Vizcaya, Guipúzcoa y Álava. La coalición electoral Navarra Suma va a ser la lista más votada en las próximas elecciones, por lo que el objetivo descrito está al alcance de su mano. Probablemente necesite la colaboración del algún otro partido. Lo normal es que esta responsabilidad sea asumida por el PSN, que quedará en segundo lugar en las elecciones, aunque a gran distancia parlamentaria.

Por esto, resultan muy sorprendentes algunas de las declaraciones que en este período preelectoral están realizando los líderes del PSN. Afirman que no van a apoyar al candidato de Navarra Suma por su carácter conservador, aunque no encuentran inconveniente en los conservadores de Geroa Bai. Los sistemas democráticos, y en especial los que no facilitan mayorías absolutas, requieren un diálogo constante entre los partidos para encontrar consenso sobre el interés general y para garantizar la estabilidad institucional necesaria para el desarrollo económico y social. Los “cordones sanitarios”, que tanto gustan al PSN, no son democráticos. Son ramalazos autoritarios preocupantes que aspiran a excluir a la formación política mayoritaria que podría llegar a representar hasta el 40% de los electores, como ya lo hizo en el pasado. Demuestran con ello un claro déficit democrático. Sólo los programas presentados a la negociación, los objetivos políticos reclamados en la mesa de diálogo, la falta de seriedad y fiabilidad de los actores, deberían ser los que justifiquen el fracaso del encuentro. ¿Acaso la defensa de la personalidad político-jurídica de Navarra no es razón suficiente para la negociación de un Gobierno y el acuerdo de un programa de acción que impida la ruina de Navarra por los nacionalistas?

Quizá para buscar una coartada política afirman también que no van a pactar con Bildu para conseguir la presidencia del Gobierno. Alojan la ingenua pretensión de que los ciudadanos lo crean.

Con toda probabilidad, el PSN, sin el recurso al VAR, se encontrará en la posición de árbitro para decidir un Gobierno por el Amejoramiento o contra él.

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