Y continúa, “cuando decidimos desde aquí”. Así encabeza el Gobierno Foral un reciente díptico manipulador emocional (en adelante panfleto) repartido por diferentes medios a los ciudadanos de Navarra.
Aunque es triste y penosa realidad, ya que en estos momentos Navarra crece, figurando en cabeza del índice de popularidad por la presunta trama de corrupción pública, en ámbito foral y nacional, que según informes de la UCO tiene su origen en personas relacionadas con la cúpula del Gobierno Foral, entre ellos el mentor y amigo político de la presidenta, según su lacrimógena manifestación, y más tras el fulminante cese de su segundo, pero dejándole la retribución de parlamentario.
“Navarra crece”, y se aprecia en los numerosos chiringuitos, enchufes, cargos, o en cómo crecen escandalosamente las listas de espera en la sanidad, como crecen las protestas en el sector primario por las infraestructuras de riego, las de los usuarios de servicios ferroviarios, o cómo crece el tiempo en que se podrá ver la llegada del TAV, o las peticiones por la implementación de la ley de la ELA, o las protestas por el tratamiento y ubicación de los “menas”, el desamparo de los sin techo, los problemas en educación, el PAI, aumento de despidos en las empresas, etc.
El citado panfleto, en castellano y euskera, subtitulado “Una forma de funcionar”, destaca en letras en rojo (¿serán de progresismo o por ser de izquierdas?) “El autogobierno eficiente como factor de cohesión social, con una gestión más ágil, eficaz y adaptada a la realidad de Navarra”.
Personalmente creo que la realidad navarra es un gobierno encabezado por un partido en una grave crisis institucional, con un socio que es reclamado por su partido nacional para que abandone el gobierno (pero las decisiones se adoptan en Navarra) y con una franquicia, del siempre correcto, ahora progresista, Partido Nacionalista Vasco, que “no puede proteger la corrupción” y como sustentador, la izquierda abertzale, marcando tiempos y una forma de funcionar, según se acuerda desde la Moncloa (“las decisiones se toman desde aquí”).
Sigue el panfleto: “Navarra seguirá creciendo con nuevas competencias”, espero no sean como las del tráfico, que al final será una carga creciente en los presupuestos forales. Sugiero crecer en las de función pública, o con las conexiones de autovías
con las navarras, y no dejar sin un acceso directo al Valle de Roncal en la reciente inauguración del tramo de Tiermas en la A-21.
Es hora de terminar con el “tú más” en lo de la corrupción, según Maquiavelo en su máxima IV de El Príncipe: “cuando una república se dirige a la corrupción no basta oponer a este mal el preservativo de buenas leyes, sino que es necesario mudar poco a poco las instituciones…”.
Finaliza el panfleto: “El autogobierno no es solo un derecho: es una forma de cuidarnos desde la cercanía, la responsabilidad y la capacidad”. Qué ironía: la cercanía ha sido nefasta, y en cuanto a la “responsabilidad y capacidad”, sobra
comentario.
Veremos la evolución de este “escándalo de corrupción” y quizás entonces sea momento de plantear esa “mutación foral institucional”, aunque el objetivo de la “inexistente ultraizquierda o separatista” sea que no gobierne la derecha, olvidando y tragando la corrupción y las despreciables conductas de dirigentes y sus efectos.
