Kilómetros y kilómetros de bosques, de carreteras sin asfaltar, de estaciones inservibles, de ciudades y países de donde son expulsados por orden de gobiernos sin escrúpulos, inhumanos, lo que les obliga a jugarse la vida, una vez más. Después de huir de una guerra de la que sabemos muy poco, solo la crueldad de sus contendientes, en la que cualquiera puede quedar atrapado, lo que les obliga a abandonar sus países en un intento desesperado por llegar a otros donde piensan que les espera la libertad, pero no solo eso, también un futuro mejor que ofrecer a sus hijos.
El problema es tan, tan terrible que no hay palabras para describir el drama humano que se está viviendo en Siria, en Afganistán, en Yemen, pero también en Europa sin que nadie encuentre la manera de solucionarlo antes de que llegue el invierno y con ello la nieve, el frío, el hambre, la desesperación de miles de personas. Gente que hasta hace bien poco vivían como usted o como yo, y a los que ahora nadie quiere escuchar, ni oír, convirtiéndose así en víctimas invisibles de un conflicto que sabemos cómo ha empezado pero no como terminará.
Que países como Estados Unidos destruyan un hospital de Médicos Sin Fronteras, no tiene explicación de ningún tipo. Más sabiendo como sabían, ya que así se lo hicieron saber, que ese lugar era un centro de salud, y la labor humanitaria que lleva a cabo esta organización en zonas de máximo riesgo. Muchas de las cuales se quedaran sin atención médica, y en la más completa indefensión tal y como ha denunciado reiteradamente MSF después de que en Kunduz (Afganistan) murieran más de doscientas personas, entre personal sanitario y pacientes que se encontraban allí curándose de las heridas que les ha causado la guerra pero también de otras enfermedades típicas de la región.
No es este el único caso en el que un centro hospitalario ha quedado totalmente destruido por las bombas. Del último que hemos tenido noticias ayer mismo se encontraba situado en la localidad de Haydan, en la provincia de Saada, en el norte de Yemen, no queda piedra sobre piedra, después de que fuera bombardeado por la coalición liderada por Arabia Saudí, y que Amnistía Internacional ha calificado de "crimen de guerra".
El ataque, como la mayoría de los que se producen en esa zona fue deliberado, y no tenía otro objetivo que destruir aquellas posiciones donde suponen que se encuentran los rebeldes hutis. Un aspecto que ha negado MSF, quienes han convocado para el próximo martes 3 de noviembre, concentraciones a las 18,30 de la tarde en las ciudades más importantes de nuestro país como pueden ser Barcelona, Bilbao, Madrid, Málaga, Santiago de Compostela y Valencia. Un minuto y medio de silencio con el fin de rendir un homenaje a todos aquellos que perdieron su vida en el atentado de Kunduz, pero también a quienes dedican la suya a salvar vidas, sin mirar de dónde vienen, ni que idioma hablan, lo que demuestra que de la misma manera que hay gente sin entrañas hay otros de una generosidad y humanidad sin límites.