El calor extremo ha vuelto a dejar esta madrugada un contraste térmico llamativo en Navarra, que se parte literalmente en dos entre las noches tropicales del sur y el fresco del Pirineo.
Tudela ha registrado una mínima de 22,5 grados, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en una nueva noche sin respiro donde conciliar el sueño ha vuelto a ser un reto. En cambio, en localidades del norte como Isaba, los vecinos han despertado con 10,1 grados y, en algunos casos, incluso con manta.
No ha sido la única diferencia llamativa. Mientras Tudela ha marcado la temperatura mínima más alta de la comunidad, también han tenido mínimas elevadas Los Arcos, Bera, Bardenas Reales y Monteagudo, todas ellas por encima de los 19 grados. El calor se ha mantenido durante toda la noche, alargando esa sensación de bochorno que caracteriza las olas cálidas en el valle del Ebro.
En el lado opuesto, los termómetros han caído con fuerza en algunas zonas del norte y noroeste. Junto a Isaba, han refrescado también Navascués (12,2 grados), Roncesvalles (13,7), Esteribar y Oroz (ambas con 13,8). Son valores que siguen ofreciendo cierto respiro en el prepirineo, donde las noches aún invitan al descanso y la ventana abierta sin ventilador sigue siendo suficiente.
Y mientras la madrugada deja diferencias de hasta 12 grados entre localidades navarras, la jornada de este lunes apunta en la misma dirección: máximas muy elevadas en el sur y temperaturas más suaves en el norte. Según la AEMET, en Tudela se alcanzarán los 40 grados, con una mínima de 22. Pamplona oscilará entre 18 y 36, Estella-Lizarra llegará hasta los 37 y Roncal, pese a su frescura nocturna, alcanzará los 34 grados.
Con esta semana marcada por el bochorno y las temperaturas extremas, sobre todo en la Ribera, conviene tener en cuenta algunas recomendaciones básicas:
El calor no da tregua en el sur de Navarra y todo apunta a que la situación continuará al menos unos días más. La Ribera seguirá en alerta, con máximas que rondarán los 40 grados, mientras el norte intentará mantenerse en esa relativa calma térmica. Un verano, de momento, dividido en dos.
