Carta enviada por Miguel Cornejo, economista.

Carta enviada por Miguel Cornejo, economista.
La evolución del empleo en Navarra en los últimos años es tan preocupante como la de los índices de creación y traslado de empresas o el de innovación. En 2018 no se creó un sólo empleo privado neto en la Comunidad Foral, y estamos perdiendo la ventaja competitiva necesaria para que una comunidad pequeña como la nuestra pueda sostener el nivel de vida que queremos. Tendencias como la concentración de población, la automatización o la integración comercial mundial suponen un riesgo para la clase media navarra si no se reacciona.
Me gustaría proponer cinco líneas de trabajo para quien gobierne Navarra en los próximos años, sean los partidos que sean. Cinco líneas coordinadas para un objetivo común: que Navarra salga reforzada de este nuevo capítulo de la evolución económica.
CANALIZAR EL AHORRO HACIA EL EMPLEO
No basta con profundizar en lo que hay, tenemos que facilitar que emerja lo nuevo. Convertir Navarra en el lugar de residencia fiscal ideal para las personas y entidades que invierten en nuevas empresas (business angels y venture capital), favoreciendo que ejerzan esa actividad en nuestro territorio.
Navarra es una región rica que destaca por su nivel de ahorro, pero buena parte de ese ahorro acaba en pisos vacíos, donde no resulta útil a nadie (y crea problemas). La principal razón es que no compensa invertir en nuevos negocios que, por su propia naturaleza, no son tan familiares para el inversor como un buen montón de ladrillo.
Ya se ha hecho un esfuerzo por favorecer la inversión en nuevas empresas, pero el resultado es tan complejo y poco rentable que los asesores fiscales navarros recomiendan “no complicarse con esas cosas, no merecen la pena”. Hay que abordarlo en serio. En concreto, dos cosas:
No se trata de inventar la rueda: son los pilares básicos de la industria del capital riesgo allí donde de verdad existe, en EEUU o Reino Unido. Y facilitan que se asuma el riesgo de crear nuevo empleo. Si queremos que se cree aquí, tendremos que poner los medios. De otro modo, las empresas innovadoras seguirán creándose en Madrid y Barcelona.
INVERTIR EN BUENA ADMINISTRACIÓN
Existen investigaciones que ligan la capacidad de mantener un tejido empresarial industrial con la agilidad en la administración de justicia. Pero no hace falta ir tan lejos para darse cuenta de que el buen funcionamiento cualquier actividad económica depende de una ágil y eficaz administración pública, especialmente en las áreas que le afectan (fiscal, laboral, gestión de licencias y de subvenciones). La administración navarra está bajando puntos a toda velocidad en eficacia y eficiencia. Hay que corregirlo.
Como ha demostrado el cuatripartito, lo que hace falta no es ampliar el personal de la administración, sino asegurar que esas áreas funcionan del modo más adecuado a los objetivos que pretenden cumplir (aquí, favorecer la creación de empleo). Hay tres áreas evidentes:
POLÍTICAS SOCIALES PROACTIVAS
Navarra tiene que cuidar de los que han perdido su empleo o aún no lo tienen. Pero debe hacerlo de un modo que favorezca su reintegración al trabajo. Actualmente, tanto la patronal de agricultores y ganaderos como distintas organizaciones sociales denuncian que la política de “rentas garantizadas” con bajo control administrativo y nulo apoyo a la inserción en el mercado laboral no está funcionando para este objetivo. Y el índice de pobreza y exclusión social, que no baja, dice lo mismo.
Por un lado, buscar trabajo tiene que compensar al interesado. Esto significa que las ayudas deben favorecer que lo haga, eliminando la posibilidad de combinar actividad “no declarada” o diferentes ayudas. Deben ir condicionadas a la participación en programas de ayuda a la inserción laboral, y a la aceptación de propuestas de empleo.
Por otro, es necesario ayudar a adquirir las competencias necesarias para participar en el mercado, tanto funcionales como básicas (saber cómo y dónde buscar). El Servicio Navarro de Empleo puede mejorar en ese terreno.
Finalmente, hay que asumir que una parte importante de la población no está en condiciones de obtener un salario que podamos llamar “digno” por su falta de cualificación (y por tanto de productividad) o porque en un mercado con tanto paro el salario ofrecido es demasiado bajo.
Hay tres cosas que intentar:
POLÍTICA INDUSTRIAL ACTIVA
Este área es mucho más familiar para la administración navarra. Promover el desarrollo empresarial (más o menos “inteligente”) es algo que viene haciendo desde hace mucho. En concreto, lleva más de una década intentando apoyar el los sectores que ve críticos para el desarrollo de Navarra.
Detrás de ésto hay una realidad: las empresas de una misma industria tienden a agruparse, facilitando su acceso tanto a personal formado como a ideas, prácticas, clientes y proveedores. Hay que apoyar (o crear) núcleos potentes si no queremos que el tejido empresarial navarro emigre.
Pero hay dos cosas que no se han tomado en cuenta hasta ahora: uno, el tejido de entidades auxiliares (“servicios a empresas”) es clave para la competitividad y ha sido excluido de las prioridades. Otro, la creación de nuevas empresas. Las existentes son esenciales, pero según aumenta su competitividad van reduciendo la mano de obra necesaria. En Navarra se crean muy pocas nuevas empresas (y se atraen menos), y hay que cambiarlo para absorber a esas personas y propulsarlas a nuevos empleos bien pagados. Sin innovación no hay empleo de calidad. Por tanto:
EDUCACIÓN EN CAPACIDADES
La cualificación de los navarros es esencial para asegurar que tienen una oportunidad de trabajar en empleos de alta cualificación y salario interesante. Y ahora mismo, la consejería de Educación es un ejemplo de como no deben hacerse nunca las cosas: despidos y nombramientos arbitrarios, inversión con criterios muy discutibles cuando no sectarios, falta de efectividad espectacular. Es un departamento (y una política) que debe cambiar si aspiramos a tener un futuro. Centrándonos en el objetivo del empleo, hacen falta algunas cosas:
EN CONCLUSIÓN
Estamos en medio de una transformación económica mundial que elimina tanto puestos de trabajo como formas de trabajar. El empleo para toda la vida ya no es realista, ni es necesario para el bienestar. Lo que necesitamos es un tejido con el dinamismo económico suficiente para crear buenas oportunidades, y con las capacidades para permitir que las aprovechemos. Estamos a tiempo. Hagamos que Navarra sea una referencia en esta nueva era, y el mejor lugar para vivir, trabajar, y crear una familia. Y como dijo Shakespeare (y recuerda Oroz) “Navarra será el asombro del mundo”.
Carta enviada por Miguel Cornejo, economista.