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Blog / El espejo de la historia

Muertos policiales en Vitoria, Pamplona y París

Por Javier Aliaga

La actualidad nos rememora las víctimas mortales de la policía en los sucesos de 1976 en Vitoria, de 1978 en Pamplona y de 1961 en París. 

Carga de la Policía Armada el 8 de julio de 1978 en la Plaza de Toros de Pamplona. JORGE NAGORE.
Carga de la Policía Armada el 8 de julio de 1978 en la Plaza de Toros de Pamplona. JORGE NAGORE.

Trascurridos tres meses desde la muerte del dictador Franco, casi todo seguía igual: al frente del primer Gobierno de la Monarquía se encontraba Arias Navarro, permanecía el aparato represivo del régimen y los trabajadores no tenían ni derecho de reunión, ni de huelga. En aquellas circunstancias el tres de marzo de 1976, se organizó una huelga general en Vitoria. Se habían vivido jornadas de conflictividad laboral con altercados; durante 54 días más de 6.000 obreros, pertenecientes a diez empresas alavesas, se mantenían en huelga.

Aquel día, mientras se celebraba una asamblea obrera en la iglesia de San Francisco de Asís, la Policía Armada además de formar una barrera para impedir que otros huelguistas entrasen al templo, lanzó al interior botes de gases lacrimógenos. Los asambleístas salieron atropelladamente asfixiados. La policía al encontrarse emparedada entre los dos grupos de huelguistas que lanzaban piedras, respondió con disparos de pelotas de goma y fuego real. El dramático balance fue de tres muertes y decenas de heridos, dos de ellos fallecerían más tarde.

Lo ocurrido en Pamplona acabada la corrida del 8 de julio de 1978, fue producto de una irracional y brutal carga de la Policía Armada en la Plaza de Toros contra unos mozos que habían desplegado una pancarta en favor de la amnistía total. Los grises al verse acorralados en un recinto cerrado utilizaron fuego real. La violencia se extendió por la ciudad, resultando una docena de heridos por bala, y un muerto, Germán Rodríguez.

Estos acontecimientos, nunca olvidados, han vuelto a la actualidad cuando la jueza Servini ha comunicado el procesamiento de Martín Villa por cuatro homicidios (tres de Vitoria y uno de Pamplona), en virtud a la querella presentada ante la Justicia argentina por crímenes de genocidio y contra la humanidad cometidos durante el franquismo. Martín Villa en los sucesos de Vitoria era ministro de Relaciones Sindicales, asumía Gobernación de forma interina, cuyo titular era Fraga que se encontraba de viaje; en los de Pamplona era ministro de Interior con el primer Gobierno de Adolfo Suárez.

Los presuntos delitos cometidos en Vitoria en 1976, según la Audiencia Nacional, han prescrito en España con arreglo a la Ley de Amnistía de 1977. No obstante algunos juristas opinan que no es de aplicación por ser imputado por crímenes de lesa humanidad

Otro caso de actualidad se ha suscitado en torno a la matanza policial del 17 de octubre de 1961 en París. La guerra de Independencia de Argelia se encontraba en sus últimos meses. La federación francesa del Frente de Liberación de Argelia (FLN) había intensificado los atentados, varios gendarmes habían sido asesinados y la OAS había atentado contra el mismísimo presidente De Gaulle.

Aquel día, el FLN había convocado una manifestación a la que acudieron 30.000 personas, incluidas mujeres y niños, para protestar contra un toque de queda selectivo impuesto a los musulmanes argelinos. La policía desplegó más de 10.000 agentes con la consigna de abatir a los argelinos sospechosos de ir armados. Los gendarmes actuaron brutalmente, descargando su rabia y venganza contra aquella pacífica multitud. Se produjeron 12.000 detenciones y cientos de deportados.

Las autoridades francesas dieron la surrealista cifra oficial de tres muertos. El aparato de la V República ocultó la realidad eliminando atestados, informes y certificados. Durante años la sociedad francesa nada supo sobre lo ocurrido aquel día en las calles de París, hasta que diversas investigaciones vieron la luz en forma de libro. Algunos historiadores estiman que se masacraron cientos de argelinos cuyos cuerpos fueron arrojados al Sena.

Aunque en 2012 el presidente Hollande ya hizo una declaración ambigua, recientemente el Eliseo, coincidiendo con el 60 aniversario de los hechos, ha emitido un comunicado cargando la culpabilidad sobre el prefecto de policía Maurice Papon. Ciertamente éste era un personaje abyecto, que fue condenado en 1981 por crímenes contra la humanidad por haber sido colaboracionista del Gobierno de Vichy y responsable directo de enviar 1.600 judíos a campos de exterminio.

A pesar del reconocimiento del presidente Macron, la izquierda francesa le reprocha no haber reconocido que era un “crimen de Estado”, porque no es creíble que Papon, por si mismo, hubiese urdido y ocultado tal masacre sin el apoyo del establishment de la República francesa. La X apunta a De Gaulle.

En estos tres históricos casos hay enormes diferencias, no sólo cuantitativas, sino cualitativas, porque la policía de distintos regímenes, incluso en Francia adalid de la democracia, tiene episodios de execrable violencia. Ahora bien, existiendo argumentos de la masacre de octubre de 1961 en Paris, me pregunto, ¿algún tribunal internacional ha planteado procesar al Estado francés por crímenes contra la humanidad y genocidio de centenares de argelinos?

En el tema que nos atañe, Martín Villa ha sido una figura clave en la Transición a la democracia y ese es su pecado. La jueza Servini ha servido en bandeja de plata argumentos para desacreditar el régimen del 78 que es, no le demos más vueltas, el verdadero objetivo de este embrollo. Al respecto Martín Villa se defiende con firmeza: “La Transición fue lo contrario a un genocidio

Su grotesco enjuiciamiento ha sido recibido con alborozo en Unidas Podemos y confluencias, olvidando que Venezuela es líder planetario en violencia: el año pasado se estima que hubo 12.000 homicidios, de los cuales, un tercio fueron cometidos por los cuerpos de seguridad bolivarianos.

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