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Blog / El espejo de la historia

Las falsedades sobre Sabino Arana en Castejón

Por Javier Aliaga

La asistencia de Sabino Arana a la estación de Castejón durante la Gamazada, el 18 de febrero de 1894, en el recibimiento a los diputados navarros provenientes de Madrid, ha sido recreada con falsedades.

Como resultado de la Gamazada se erigió el monumento a los Fueros en Pamplona. Corona una alegoría a Navarra que porta en una mano las cadenas del escudo de Navarra y en la otra la Ley Foral.

En 1893 el ministro de Hacienda del Gobierno liberal de Sagasta, Germán Gamazo, en un desmedido afán recaudatorio, presentó un proyecto de ley de presupuestos, cuyo artículo 17 incluía el texto:”…aplicar a la provincia de Navarra las contribuciones, rentas e impuestos que actualmente rigen y los que por la presente ley se crean en las demás provincias del Reino”. Ello significaba anular de un plumazo la autonomía fiscal navarra en flagrante contrafuero a la ley Paccionada de 1841 y a la Confirmatoria de Fueros de 1839.

La indignación de los navarros, sin distinción de clase social, se exteriorizó con protestas y manifestaciones en las poblaciones más importantes de todas las merindades. Hubo incluso un levantamiento militar protagonizado por el sargento López Zabalegui en un cuartel situado entre Obanos y Puente la Reina. Se convocó el 4 de junio de 1893 a todos los navarros a una “magna manifestación” en Pamplona, en la que desfilaron 20.000 manifestantes. También se recogieron en un libro 107.626 firmas en contra del proyecto de ley que se entregó a la regente María Cristina.

De poco sirvieron las protestas, el proyecto de ley presupuestario continuó su trámite en el Congreso de los Diputados. El intransigente artículo 17 se sustituyó por otro que establecía en Navarra un concierto económico semejante al de las Vascongadas, que fue aprobado mayoritariamente con los votos en contra de los 7 diputados navarros a los que se sumó un carlista valenciano. No hubo más apoyos, ni siquiera los vascongados. Aunque Navarra sufría penuria económica, para apaciguar al Gobierno, la Diputación donó 250.000 pesetas para la campaña de África, dinero conseguido con un empréstito.

En febrero del año siguiente, el Gobierno citó en Madrid, mediante una orden real, a la Corporación foral para realizar el concierto económico, “armonizando los intereses de esta provincia con los generales de la Nación”. Los diputados forales acudieron por cortesía; ahora bien, su gran virtud fue no hacer nada. Se mostraron inflexibles, a su entender, al haber jurado fidelidad a Ley de 1841, no estaban legitimados para concertar un tributo en contra de la misma.

Cuando se supo en Pamplona que la Comisión foral no se había doblegado a las pretensiones gubernamentales, se organizó un gran recibimiento en la estación de Castejón para el 18 de febrero de 1894. La prensa local alentó con la proclama “¡A Castejón, pues, no se diga que no sabemos mostrar nuestro agradecimiento a quienes tan valientemente han defendido nuestros intereses!”.

A las tres y media de la mañana partió de Pamplona un tren especial. En Castejón se concentraron miles de navarros entusiasmados a los que se sumaron fueristas vascongados y catalanes. A las 9 llegó el tren de Madrid, la recepción fue apoteósica; al ser domingo se ofició una misa de campaña. En todo el trayecto hasta Pamplona, los diputados fueron aclamados en todas las localidades. En la capital el “recibimiento fue colosal”, se celebró un banquete y hubo otros actos de exaltación. El Gobierno en previsión de altercados concentró tropas.

Aquel movimiento reivindicativo, que pasó a la historia con el nombre de la Gamazada, permanece en la memoria de los navarros como símbolo de la lucha por sus Fueros y libertades. Y para que el recuerdo fuera imperecedero, se erigió por suscripción popular el monumento a los Fueros en el actual Paseo de Sarasate (antiguo Paseo de Valencia), obra de Manuel Martínez de Ubago.

De todos los actos reivindicativos de la Gamazada, el nacionalismo vasco ha puesto especial énfasis en el encuentro de Castejón, al que acudieron una cuarentena de fueristas vizcaínos, entre ellos un desconocido Sabino Arana, cuyo mérito había sido el “Juramento de Larrazábal”. Sin embargo, el mesías de la Patria vasca no acudió a los actos de protesta del año anterior, ni se le vio en la “magna manifestación” de Pamplona.

¿Sabino Arana representaba a todos vizcaínos? No. Era director de la revista Bizkaitarra, no ostentaba cargo electo alguno. Un año más tarde fundaría el PNV. La sociedad Euskal-erria dispuso un tren especial que partió de Bilbao la víspera a las 22:30, en el que viajaron 40 euskalerriacos. Los hermanos Arana,a lo suyo”, no se integraron en este grupo, viajaron con antelación a Pamplona; en el Café Iruña de la plaza del Castillo diseñaron un estandarte que confeccionó Juana Irujo. ¿Se trataba de una ikurriña? No. Aunque, de ese estandarte el nacionalismo vasco ha creado una fantasía.

El propio Sabino Arana lo deja claro en el artículo “El día grandeBizkaitarra (21/07/1895) en el que describe los actos del 14 de julio del año anterior en la inauguración del Euskeldun Batzokija de Bilbao “en que por vez primera se alzó altiva y majestuosa la Bandera Bizkaina”. Se refiere a la ikurriña pues inicialmente los hermanos Arana la diseñaron para representar exclusivamente a los vizcaínos. Por tanto, difícilmente podía haberla enarbolado cuatro meses antes en la estación ribera. Con todo, el fundamentalismo sabiniano se aferra al idílico relato de que la primera ikurriña nació en Navarra, confeccionada por manos navarras.

El otro coautor de la ikurriña Luis (Koldobika) Arana, hermano de Sabino, también lo desmiente en la revista Amayur (03/12/1932): “No fue la bicrucífera todavía no ideada la izada por mi hermano Sabino en Castejón”. Detalla el estandarte: “Y consistía en una cruz roja de San Andrés sobre fondo blanco, por un lado, ostentando una inscripción en euskera y español, alusiva al acto. Esta descripción es más propia de la bandera tradicionalista que de una ikurriña (cruz verde de San Andrés, cruz blanca sobre fondo rojo). No olvidemos que los Arana eran, como su padre, carlistones.

El exsenador del PNV Iñaki Anasagasti en su blog, en el año 2009, lo narra así: “En febrero de 1894, cuando la Gamazada,[Sabino Arana]consiguió su primer éxito político resonante, al encabezar la delegación bizkaina al acto de Castejón…”. Seguidamente describe el estandarte con las palabras de Luis Arana, concluye “y no era por tanto, como algunos suponían, la ikurriña”. Al margen de la verosimilitud de “éxito político resonante”, ¿Sabino encabezaba la delegación vizcaína? No. Según el periódico bilbaíno El Nervión –que desplazó un redactor- el jefe de la expedición que partió de víspera de Bilbao fue Aureliano Galarza.

A pesar del desmentido de Anasagasti, éste en su blog propaga la falsedad con un artículo firmado por Arantzazu Amezaga fechado en 2016: “Esa primera ikurriña, bordada por Juana Irujo en aquella noche primordial en Iruña, fue alzada en la alborada de Castejón”. En 2017 el exsenador pone la patraña en boca de Irujo “Manuel de Irujo siempre decía que la ikurriña había nacido en la localidad navarra de Castejón porque hasta ahí fue Sabino Arana con su hermano Luis desde Bilbao para enarbolarla por primera vez".

El historiador Imanol Villa despeja cualquier duda “A decir verdad, el aspecto de aquella bandera primigenia distó mucho del diseño final que pudo verse meses más tarde en la calle Correo de Bilbao”. Como las evidencias son tan claras, algunos nacionalistas utilizan todo tipo de eufemismos para no renunciar al relato del nacimiento navarro de la bicrucífera: “boceto de la ikurriña”, “primer antecedente de la ikurriña”…

Mi primo David Salinas, impertérrito peneuvista, me remite un artículo que publica en la subvencionada edición navarra de DEIA, dando rienda suelta al bulo de la bicrucífera “fue en la estación de Castejón donde se exhibió la primera ikurriña”. Sugiere colocar una placa recordatoria del recibimiento a los diputados navarros en aquel encuentro castejonero. ¿Tiene sentido? No, si es para que el nacionalismo vasco incorpore trolas como ha hecho con otros acontecimientos de la historia de Navarra. Si es para conmemorar los acontecimientos de la Gamazada, Castejón ya tiene, como muchas poblaciones navarras, una Plaza de los Fueros.

De todos modos, quede tranquilo David, en un próximo mercadeo del PNV con el Gobierno sanchista, incluirán la plaquita con una leyenda a gusto de los jeltzales.

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