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Blog / La cometa de Miel

A Noé de diluvios

Por Pablo Sabalza

Un estafador ve oportunidades donde otros ven sueños

Quién de ustedes, queridos amig@s de Navarra.com, no ha recibido alguna vez una llamada, siempre incómoda y molesta, de un número oculto o de uno proveniente de una compañía telefónica, de un vendedor de cualquier empresa o, si me apuran, de algún estafador.

Números de teléfono que nos huelen mal antes de cogerlos y que, en la mayoría de los casos, colgamos sin dar opción a saber quién o quiénes nos llaman.

Los estafadores de las líneas telefónicas o de las redes sociales están esperando a que cometamos un pequeño error para echarse encima de nosotros y lucrarse a nuestra costa. 

Yo tengo un amigo de toda la vida. Se llama Paco Valencia

Siempre me está diciendo que nos tenemos que sentar juntos unas cuantas horas seguidas para que me cuente su vida, pues no les miento si les digo que daría para una novela que no envidiaría en grosor a las de Ken Follet (Los pilares de la tierra), Julia Navarro (les recomiendo Dime quien soy, entre otras) o la obra cumbre de nuestro admirado Miguel de Cervantes.

Es cierto. Paco ha vivido muchas vidas en una sola. Yo le quiero mucho y todo aquello que le ocurre, para bueno o para malo, me afecta a mí también. Supongo que a todos nos pellizca lo que le sucede a un buen amigo, ¿verdad?

El pasado mes de agosto falleció su perro. Se llamaba Poli. Un Bull terrier al que Paco se sentía muy unido y cuya pérdida le afectó como solo lo saben aquéllos que han padecido lo mismo. 

Desde la distancia, ya que Paco es de Sangüesa, me dijo que había contactado con una persona a través de una página de anuncios ofreciéndole un perro de apenas dos meses y de la misma raza que el pobre Poli. Paco estaba muy ilusionado con esta adquisición.

Le pidieron, a través de whatssap, un adelanto de un dinero al que Paco accedió. Pasaron dos días y al otro lado del teléfono solicitaron otro adelanto de una cuantía correspondiente a un seguro de desplazamiento del animal. Pero el perro no llegaba.

Los estafadores hacen negocio con lo que sea. En este caso, a través de la venta ficticia de animales.

Paco, que ya de por sí está en un momento delicado de salud, aunque también es cierto que cada día está mejor, sumaba a la pérdida de su perro este episodio de estafa.

Ahora, cada vez que le llama alguien para ofrecerle cualquier cosa, le suelta una frase al interlocutor que le provoca un absoluto desconcierto. 

La frase no es otra que ‘A Noé de diluvios’. Porque a Paco no le pillas más.

Debe ser cierta esa frase que apuntó Lord Byron en su momento que decía así:

Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro.

Aunque en este caso al hombre (estafador) no lo hayamos conocido y, tristemente, tampoco haya habido ningún perro.
 

*Dedicado a Paco Valencia. Mi buen amigo.

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A Noé de diluvios