Supongo que para algunos finalizará en el momento en que se incorporan nuevamente a su puesto de trabajo, para otros será el 22 de septiembre.

Supongo que para algunos finalizará en el momento en que se incorporan nuevamente a su puesto de trabajo, para otros será el 22 de septiembre.
¿Cuándo acaba el verano?
Llevo formulándome esta pregunta desde hace mucho tiempo.
Supongo que para algunos finalizará en el momento en que se incorporan nuevamente a su puesto de trabajo o, por el contrario, el día en que sus hijos regresan a las aulas.
Para otros, aquellos ceñidos a las estaciones y a sus días con sus meses, será el 22 de septiembre.
Para mí, sin embargo, es cuando cambia el paisaje.
En ese instante en el que los campos de cereal de Viana y Los Arcos se otean tostados y sirven de inspiración al zigzagueo infantil de los pájaros.
O cuando el desierto bardenero, ese de pinos, coscojares, sabinas y jarales, se dibuja en tonos ocres, rojizos y áridos que contrastan con la caída de cansancio del azul del cielo.
O cuando, al pasear por los viñedos bien de Olite, Ujué, San Martín de Unx o, incluso, de Uñesa, te embriagas de ese olor a campo y a uva madura antes de que arribe la música que otorgan los grillos y las estrellas.
Los paisajes de Navarra son la terraza de un sueño, ¿verdad?
Un final de verano que se evapora camino del Roncal y de Isaba.
Allá donde la alta montaña se abre paso entre simas, bosques y cascadas, y surgen, como de un imposible, las golondrinas entre antiguos hayedos y románicos ríos.
O en la Selva de Irati, en ese verde estío que ya demanda colores otoñales, emergen con todas sus luces, plenas e infinitas, las hayas y los abetos.
Y ya la estación me atardece descubriendo las huertas de la Ribera con su judía de manteca y su tomate rosa y su guindilla…
O subido a lomos de búhos reales, halcones peregrinos y buitres leonados, mientras sobrevuelo los paredones escarpados, cada vez más sombríos, de la Foz de Lumbier y la Foz de Arbaiún.
¡No te vayas, verano, no te vayas!
O te olvidaré con la melancólica belleza de los paisajes otoñales.