Toda persona debe nacer de nuevo el primer día de enero. Comenzar una nueva página..

Este año no fui a Navarra en navidades.
Me perdí el encuentro con mi familia, cómo descubría los regalos mi sobrino la mañana de Reyes y la celebración con mis añorados amigos en el Bar Iruña la tarde noche del veinticuatro.
Tampoco estuve en Sangüesa, a la que tanto echo de menos, ni recorrí su calle mayor entre saludos y abrazos de gentes que quiero y extraño. Yo que deseaba acompañar al rey negro en su carroza y revivir el misterio recordando actuar a papá.
Me perdí los belenes, mi colorida bufanda que descansa en casa de mi madre y ese cielo gris que, aun taciturno, me enamora su color.
Siempre digo que si fuese un árbol, si me describiese como tal, mi flor sería canaria pero mis raíces navarras. Y la raíz, madre de todo lo que soy, se agita y tiembla en estas fechas ya pasadas donde es inevitable acercarse en la memoria a aquellos años de la infancia donde las navidades eran una explosión de júbilo y diversión.
Los años pasan muy rápido, ¿verdad? Y conforme más años cumples más deprisa se suceden.
Tengo un amigo que se llama Lázaro con el que coincido, curiosamente y sin pretenderlo, a principios de cada año en una calle determinada de la ciudad. Es como si el destino nos citase.
Acostumbra a ir vestido con una chilaba, generalmente blanca, y me grita de un lado al otro de la calle para saludarme.
- Este año es un año de cambios, Pablo. No lo olvides.
Debo decir que el año pasado acertó en todo aquello que me predijo. Me apuntó que el 9 era un buen número para los libra. No sé. Él me habla de venus alineado con marte. Descendientes de sagitario o algo así. Me van a disculpar pero yo no entiendo nada de eso.
El caso es que aprovechando que me encontré con él y tras un buen rato hablándome de su hijo que vive en Miami, de su viaje a París, de nuestra vieja y siempre recordada amiga Montse Caridad y de la vida y sus conjuntos le pregunté:
- Lázaro, tú que muchas cosas sabes, dime, buen amigo. ¿Volveré a casa el año que viene por Navidad?
Y Lázaro me miró, sus ojos pardos brillaron un poquito más de lo que siempre suelen hacerlo, extendió sus brazos y los apoyó en mis hombros y con un hilo de voz me dijo:
-Que vayan enfriando el champán.
Feliz año a tod@s y mucha salud.