• viernes, 29 de marzo de 2024
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Blog / La cometa de Miel

Las letras no se pueden confinar

Por Pablo Sabalza

Desbloquea la puerta con la llave de la imaginación. Rod Serling

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Letras en una antigua máquina de escribir.

Desde la pasada semana Navarra ha quedado confinada para detener al Covid-19 y, lamentablemente, esta medida viene de la mano de un abanico de restricciones que limitan la movilidad de la ciudadanía.

Mis familiares, amigos y allegados se resignan a estar durante un periodo de tiempo en sus respectivos domicilios ocupando tediosas horas de su encierro en distintos pasatiempos que van desde la lectura, el bricolaje, la cocina, el deporte o la propia escritura.

A tenor de esta situación recordé las numerosas ocasiones en las que he estado ‘confinado/encerrado’, a voluntad, en un monasterio benedictino sito en Las Palmas de Gran Canaria. Sin otro menester que enfrentarme a una página en blanco transcurrían mis horas en una celda que se resumía a una mesa, una silla, una cama y a una ventana que dibujaba parte del precioso municipio de santa Brígida.

Me gustaría acercarles en el texto de esta semana una serie de obras literarias que fueron creadas por sus autores a consecuencia de estar encerrados, que no confinados.

Empezaré por el escritor más universal de la literatura castellana, Miguel de Cervantes, quien en 1597 es encarcelado acusado de malversación por una irregularidad en las cuentas. En el prólogo de su obra, ‘El Quijote de la Mancha’, da a entender que ésta la empezó a escribir estando en prisión.

Anterior  al ‘manco de Lepanto’ encontramos a San Juan de la Cruz que, tras ser detenido y encarcelado por los carmelitas calzados y recluido durante ocho meses en un convento, ya que se negó a retractarse de la reforma espiritual, escribió las treinta y una primeras estrofas del ‘Cántico espiritual’ y varios romances.

Fray Luis de León también tuvo tiempo de escribir una de sus obras más reconocidas por un ‘confinamiento’ que, lamentablemente para él, se produjo por traducir uno de los libros que conforma la Biblia, concretamente el ‘Cantar de los cantares’, a la lengua denominada en aquel entonces vulgar sin tener licencia para ello. La obra realizada fue ‘De los nombres de cristo’.

No podía faltar en este glosario el bueno de Lope de Vega quien con 25 años se vio en prisión a raíz de publicar unos textos difamatorios contra un antiguo amor (debía ser un enamoradizo y enamorador) llamada Elena Osorio.

La obra titulada ‘Edipo’ del magnífico autor francés, Voltaire, también tiene su nacimiento entre cuatro paredes con ventanas cerradas, eso sí. Sus textos, en muchas ocasiones muy duros con la aristocracia de la época, le valieron varios encarcelamientos y exilios. Alguno de estos escritos fue contra Felipe II, duque de Orléans y regente de Luis XV, por los que fue encarcelado durante once meses en la Bastilla.

Una historia curiosa es la que vivieron los dos escritores franceses del siglo XIX, el joven Arthur Rimbaud con Paul Verlaine. Pese al matrimonio de este último, ambos padecieron una relación tormentosa que generó (o degeneró) en gritos, golpes y dos disparos efectuados por Verlaine y que le llevaron a prisión durante dos años. Durante este tiempo se convirtió al catolicismo y en la madrugada, escribió, de una «mística noche».

Uno de mis autores preferidos, Oscar Wilde, también fue escritor enjaulado, ya que fue sometido a juicio y sentenciado por ser homosexual.

“El amor que no se atreve a decir su nombre, y a cuenta del cual estoy aquí hoy, es precioso, está bien, es una de las formas más nobles de afecto que existen" apuntaba entonces Oscar Wilde a modo de alegato.

El autor de ‘La importancia de llamarse Ernesto’ o ‘Salomé’ pasó dos años en la cárcel y pese a que no se le permitió en un primer momento usar pluma y papel, más adelante sí, lo que dio como resultado su famosa carta a Douglas, publicada póstumamente con el título ‘De Profundis’. Después de ser liberado escribe el poema ‘La balada de la cárcel de Reading’.

El novelista ruso, Fiodor Dovstoyevski, fue detenido a causa de sus ideas políticas, ya que frecuentaba un grupo ilegal de discusión y debate, el círculo de Petrashevski, con el fin de estudiar las ideas de los socialistas utópicos. El grupo fue convirtiéndose en el lugar idóneo para discutir problemas políticos de Rusia. El zar, Nicolás I, conmutó la pena de muerte de Dostoyevski a cuatro años de trabajos forzados en Siberia. A raíz de este confinamiento se inspiró para crear las obras ‘Recuerdos de la casa de los muertos’ y ‘Memorias del subsuelo’.

Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio,

tenso, conmocionado, con la oreja aplicada.

Porque un pueblo ha gritado ¡libertad!, vuela el cielo.

Y las cárceles vuelan.

Estos versos pertenecientes al poema, ‘Las cárceles’, del poeta de Orihuela, Miguel Hernández, fueron escritos durante el tiempo que estuvo encarcelado. 

Simplemente quiero que sepa, lector de Navarra.com, que el poder del lápiz representa una gran fuerza.

Que un confinamiento no rompa tus alas ni quiebre tu mente ni enmudezca la música de tu interior.

Escribe. Planta tu árbol en una página en blanco, pues quizá este sea el momento de que seas consciente del mágico poder que atesoras.

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Las letras no se pueden confinar