
- martes, 29 de abril de 2025
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Moriré en dos días.
Será el martes.
Sobre las tres y diez.
Anuncian lluvias.
¡Con lo que me gusta a mí ver llover!
Será de repente.
Sin dolor. Sin quejidos.
Los lloros vendrán después.
Pero yo no estaré…
o si estoy,
puede que sea riéndome.
Con la muerte al lado.
El miércoles quiero citarme
con Federico.
Sí. El poeta.
Y el jueves con Colón.
¿Te hace gracia que quiera conocerlo?
¡Es tan grande mi curiosidad!
El viernes daré un paseo
por las nubes
y me sentaré
a ver el cielo
como hoy lo hago
mirando al mar.
Por la tarde,
-llegando la noche-,
me gustaría cenar
con Frida Kahlo.
Mesa para dos.
El sábado me levantaré más tarde.
Y despertaré en la luna.
Y me bañaré en el mar de la tranquilidad.
En su parte oculta…
Pues quiero hacerlo desnudo.
¡No está mal esto de morir!
El sábado por la noche…
¡Fiesta!
Los ángeles, los arcángeles
y los coros celestiales
serán mi compañía.
Les pediré sus alas.
¿Crees que me las dejarán?
Y el domingo,
-independientemente de cuándo me acueste-,
me iré a ver a un amigo.
Atusaré su barba blanca
y le agarraré el moflete
y le pediré que me cuente
cómo se hace el mundo en seis días.
Regresaré a casa por la noche.
Antes de la película de la semana.
Antes de que te olvides de mí.
Y ya no te importe
o te importe poco
o no te importe nada.
Y al oído;
Mientras duermas,
al oído, cariño, al oído,
te susurraré…
Moriré en dos días.
Será el martes.
Sobre las tres y diez.