Romeo y Julieta, Cyrano de Bergerac y Roxana, Lolita y Humbert Humbert, Rebeca y Maxim de Winter… Las grandes parejas de la historia de la literatura son tan variadas como inolvidables.
En nuestra memoria literaria se asientan amores como el de Don Quijote y Dulcinea, Calixto y Melibea, Anna Karenina y el conde Vronsky… y un suma y sigue de pasiones que van desde el amor adultero, el amor obsesivo, el amor para toda la vida, el amor prohibido hasta el amor imposible, el amor caballeresco, el amor oculto…
Mi pregunta es, ¿si la historia de todos estos amores literarios hubiesen continuado con los años habrían acabado en divorcio y/ o separación?
Me puedo imaginar a Calixto y Melibea yendo a ver, por separado, a La Celestina para recriminarle el hechizo que provocó su enamoramiento; o al bueno de Don Quijote acudiendo al psicoanalista para que le dé terapia después de su lastimosa convivencia con Dulcinea del Toboso; o Dracula dándose de cabezazos con su propio ataúd por haber seducido a Mina con sus poderes vinculándoles para toda la eternidad.
Visto de esta manera da la sensación de que estas y otras historias literarias han sido relatadas, exclusivamente, en su primera parte, o lo que es lo mismo, en la pomposa y romántica primera parte dejando sin contar la segunda, c’est-à-dire, el pasar de los años de una relación.
Al fin y al cabo eso es lo que nos pasa en la vida. Nacen las relaciones con toda la ilusión y el entusiasmo del mundo y, con el paso del tiempo, esas apasionadas sensaciones, que no digo que desaparezcan, se viven en otro estado, algo más asentado, y que se deben cuidar y mimar para que con el tiempo no se deterioren.
Porque si eso ocurre se tiende a la separación o al divorcio.
Y de eso sabemos un rato largo los navarros por lo que parece, ya que Navarra presenta la mayor tasa de divorcios y separaciones de España, tal y como apunta el informe elaborado por el Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial.
Poniendo en relación las demandas de disolución matrimonial con la población a 1 de enero de este año, se observa que el mayor número de demandas por cada 100.000 habitantes se dio en Navarra, con 74,9; Baleares, con 72,1 y Cantabria, con 69,5.
También por encima de la media estatal, que fue de 53,6 demandas por cada 100.000 habitantes, se situaron Aragón, con 67,7; Castilla-La Mancha, con 67,1; Murcia, con 65,4; Asturias, con 62,9; Canarias, con 56,5 y Castilla y León, con 55,9. Los valores más bajos se registraron en la Comunidad de Madrid, con 46,3; CAV, con 46,6 y Andalucía, con 50.
Si nos guiamos por estos números advertimos que, al menos este año, Navarra fracasa en el amor.
No obstante, no nos pongamos negativos, ya que siempre nos quedará la frase que dijo Platón en su momento…Donde reina el amor, sobran las leyes.
Así que ya saben, a quererse mucho.