- jueves, 12 de diciembre de 2024
- Actualizado 21:34
Hay quien tiene la infinita suerte de llegar a tener éxito en Hollywood, la mayoría de estos afortunados, tarde o temprano, acaba cayendo en el olvido o trabajando a un nivel inferior. Sin embargo, hay algunos actores o actrices que consiguen volver al nivel en el que una vez estuvieron o incluso mejorarlo.
Ejemplos de este tipo no abundan pero hemos visto casos como el de Matthew McConauhey allá por 2014 o Robert Pattinson muy recientemente. El primero lo hizo con una gran racha: “Mud”, “El Lobo de Wall Street”, “True Detective” e “Interstellar”. El segundo salió escarzado de la saga “Crepúsculo” para pasar los siguientes 10 años realizando cine independiente, cada vez de mayor valor, su próxima cima es Tenet (2020), de Christopher Nolan.
Shia Labeuf es un actor al que siempre le seguiré la pista, mi fidelidad viene de verle desde pequeño realizando películas Disney (Los Hoyos) y su etapa trabajando con Spielberg en “Transformers” o “Indiana Jones”. “Mi familia era pobre, por eso me convertí en actor, empecé a buscarme la vida a los 10 años porque sabía que no iba a poder ir al colegio”. Siempre ha tenido una habilidad especial, consigue crear un vínculo con la audiencia como pocos, consigue tu empatía rápidamente con los personajes que interpreta.
No cuesta creer que Labeuf se encontrase siendo movido por los grandes estudios de un proyecto a otro, sin ningún sentido. En un camino acompañado de drogas y algún arresto, en algún momento del trayecto se detuvo y salió de las grandes películas. Durante el camino también hizo buenas amistades como con Will Smith en el rodaje de “Yo, Robot” o Keanu Reeves en “Constantine”. “Oigo muchos historias terribles de niños criados en Hollywood que sufrieron abusos, pero Hollywood siempre ha sido lo que me ha salvado, lo que me ha sacado de mis malos hábitos. Es la relación más consistente que he tenido”. Quiso hacer la transición de "el chaval de Transformers quiere intentar ser un actor de verdad" bajo focos más humildes. En algunos, intentando descubrir sus límites como en "Corazones de acero".
Hay que decir que en los inicios de esta nueva etapa llegó a trabajar con lo mejor de lo mejor: Oliver Stone (Wall Street), Robert Redford, en “Lawless” compartió rodaje con Gary Oldman, Tom Hardy o Jessica Chastain. También luchó para entrar en el polémico proyecto "Ninphomaniac" del director europeo Lars Von Trier. “Cuando acabó Transformers era inseguro, obsesionado por conseguir reconocimiento, pero cuando compartes escena con los grandes, las inseguridades se van como una ola. O te pones a su altura o te comen. No puedes enfrentarte a un Dios como humano, te destruyen, tienes que encontrar el Dios en ti, por decirlo de alguna forma”.
El verdadero cambio comienza con “American Honey” (2016) producida por la vanguardista productora A24, la infravalorada “Borg vs McEnroe” (2018), “Peanutt Butter Falcon” (2019) y ahora con la que parece su culminación "Honey Boy" (2019). Todos estos proyectos han tenido gran éxito en festivales, desde Cannes hasta Toronto.
“Cuando haces una película para un estudio, es para un público general. Tienes que ser menos específico, cuanto menos específico menos carne en el asador y cuanta menos carne, menos interesante para el actor. No voy a pisotear sobre nada que haya hecho pero creo que mi mejor trabajo ha sido en los últimos 5 años y nada de ello es producto de un estudio”.
“Honey Boy” el filme del que quiero hablaros, ha triunfado en el Festival de Sundance, no solo el propio tráiler emociona, sino que la historia detrás del filme resulta muy poderosa y atrevida:
Otis es un niño de 12 años que descubre desde muy joven la fama de Hollywood. Su padre es un antiguo payaso de rodeo con diversos problemas, ahora sin trabajo, que decide convertirse en su guardián. Cuando Otis no está divirtiendo a un selecto público pasa el rato con él en hoteles de poca monta situados en las afueras de las ciudades a las que acude a grabar.
Por supuesto, está basada en la vida del actor del que estamos hablando, no es casualidad que sea el guionista. Lo escribió en rehabilitación como medio terapéutico para hacer las paces con su pasado, un momento en el que llevaba años sin hablar con su padre y sin amigos creativos. Para añadir interés y catarsis emocional, Shia interpreta a la figura de su padre en la película.
Ahora se encuentra inmerso en dar clases de teatro en Slauson Rec Center, el barrio más marginal de Los Ángeles, donde ha creado una productora de teatro. “Aquí no hay mucho tiempo existencial para preguntarse cómo me siento, es supervivencia básica, ¿qué voy a comer mañana? Les damos una excusa para distraerse. Hemos traído a James Camerono Tim Robbins para dar charlas… Creamos obras teatrales entre todos, cada uno aporta y aquí hay personas con auténticos pozos de experiencias vitales. El fin utópico es que los jóvenes hagan cola para ver teatro como hacen cola para comprarse un móvil o mierdas del estilo y que el público de teatro deje de ser blanco y octagenario”.
Asegura estar más centrado que nunca. Sobre si se arrepiente de algo…“Las mareas tranquilas nunca crean hábiles navegantes. Creo que todo lo que he hecho me ha dado material que como actor necesitas y ha provocado que haya llegado hasta aquí así que no” (dice sonriendo). Me siento bendecido por la suerte que he tenido, las películas que podido hacer pero sobretodo las personas con quién las he podido hacer”. Muy buenas noticias porque necesitamos seguir viendo su trabajo.
Os dejo una de las entrevistas más cautivadoras que he visto y en la que Shia habla de todo esto: