Si les pedimos que se metan en la piel de un policía que debe tomar decisiones rápidas en cualquier tipo de intervención arriesgada, seguramente les vendría a la cabeza la expresión “¡Alto, policía!” o la imagen de esas cintas de perimetrar con la leyenda “No pasar, policía”.
Son dos palabras que incluyen muchos conceptos como autoridad, respeto, legalidad, orden, servicio… Y todas ellas se quedan cortas para definir el concepto de “policía”. Son palabras que todos los policías hemos utilizado en algún momento en nuestra vida profesional, o fuera de ella, cuando nos hemos enfrentado con personas violentas o que están perpetrando algún tipo de ilícito penal. Y la verdad es que la mayoría de las veces ha provocado en quienes las escuchan un mayor o menor respeto frente al peso de la ley que se les viene encima.
Pero no siempre es así. Hemos asistido en los últimos tiempos a fuertes tensiones con un grupo de personas relacionadas con el mundo de la agricultura, que han desarrollado distintas acciones de protesta en nuestras calles. Y desgraciadamente, algunas de esas personas han terminado ocasionando disturbios en los que se ha llegado a intentar acceder por la fuerza nada menos que al Parlamento Foral.
En este caso, Policía Foral ha desarrollado una ingente labor integral que ha incluido desde la mediación y negociación hasta el uso de la fuerza física mínima imprescindible para garantizar el orden público, que es (entre otras cosas) a lo que se dedica la policía. Es uno de los servicios públicos que damos y nos gustaría que se respete nuestro ámbito de actuación. Contamos con formación adecuada para ello; hemos superado oposiciones y acciones formativas muy exigentes para llegar a desarrollar esta labor, y necesitamos el respecto no sólo de la ciudadanía (con el que habitualmente contamos) sino también de la clase dirigente que en no pocas ocasiones aprovecha nuestros aciertos y desaciertos en la dialéctica política no para solucionar problemas, sino para debilitar al adversario.
Por supuesto que debe haber control sobre la legalidad e idoneidad de nuestras actuaciones. Para eso, en Policía Foral contamos con una unidad específica de Régimen Interno y estamos sujetos también a la actividad del poder judicial. Pero no deberíamos ser un arma arrojadiza en el terreno político. Por eso pedimos a los grupos políticos que nos dejen trabajar, que nos doten de personal, medios y formación adecuada para dar respuesta a los desafíos a los que nos enfrentamos día a día. En definitiva, que no se entrometan en el terreno policial: ahí es cuando debemos decirles “No pasar. Policía”.