El populismo exige simplicidad como norma de conducta y como propuesta. Soluciones sencillas para problemas complejos. Ideal la época de Twitter, porque en 140 caracteres puede caber un buen eslogan, pero no una propuesta compleja y razonada.
El eslogan de Pedro Sánchez, en donde radica sintetizada toda su propuesta no puede ser más sencillo. "No es no". Ad infinitum. Conviene analizar esa propuesta.
Significa negar legitimidad al Partido Popular para gobernar. Demonizarlo y pretende que cualquier acuerdo con él es maligno. Aunque el acuerdo contenga términos razonables.
¿Por qué no se puede negociar, pactar o abstenerse ante el PP? Muy sencillo: porque se desarticula el proyecto de Pedro Sánchez. El "no es no" es categórico, cerrado, indiscutible. La única forma, ahora mismo, de impedir un gobierno del PP es ganar las elecciones. Y eso Pedro Sánchez no solo no lo presenta como un objetivo, sino además sabe que es imposible.
¿Cómo se puede impedir gobernar al PP? Con un gobierno alternativo que solo tendría mayoría o la hubiera tenido, con Podemos y los nacionalistas catalanes. Podemos le negó el apoyo y un acuerdo con los nacionalistas catalanes estaba detrás de la línea roja trazada por el Comité Federal del PSOE.
¿Qué ocurre? En la línea inherente al populismo, Pedro Sánchez les pide a las bases, al pueblo, a la gente, a la militancia un poder absoluto. Si le quita el poder al establishment, a los barones y se lo da al pueblo, a la militancia y desaparecen los órganos de representación democráticos del partido, la relación con los militantes solo puede ser un éxtasis y una comunión que solo tiene forma de establecerse a través de referéndum. Los dictadores lo saben y los convocan, porque saben que es muy fácil manipular con respuestas simples a problemas complejos.
Empiecen a meditar que Donald Trump también quiere quitarle el poder al establishment para dárselo al pueblo.
Si puede, Pedro Sánchez va a dejar pequeño el populismo de Podemos.