• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión /

La directiva de Osasuna no puede seguir mirando para otro lado

Por Editorial

Luis Sabalza debe tomar una decisión firme y clara y expulsar cuanto antes a los indeseables que escupieron e insultaron al Chimy Ávila tras marcar un gol. 

Chimy Ávila, durante un partido de Osasuna esta temporada en el Wanda Metropolitano.

La directiva de Osasuna que preside Luis Sabalza no puede seguir escurriendo el bulto en el 'caso Chimy Ávila' como ha venido haciendo desde que en verano comenzara el hostigamiento contra uno de los jugadores más importantes de la plantilla. 

Los totalitarios de Indar Gorri han sobrepasado ya todos los límites admitidos, jaleados por la prensa afín al movimiento abertzale, y el Club Atlético Osasuna debe tomar ya serias medidas con la identificación y posterior expulsión de los animales que insultaron y escupieron al jugador de Osasuna tras marcar un importante gol para el equipo. 

Es innecesario entrar a debatir sobre el motivo de este odio delirante que los abertzales ahora profesan contra el jugador argentino, escudados en que el bravo delantero lució una camiseta que no era de su agrado ejerciendo su libertad de expresión, todo porque no comulga con sus ideales de odio y destrucción. 

Ya hace unos cuanto meses que Luis Sabalza y los capitanes de Osasuna debieron de haber salido de manera pública para defender al Chimy Ávila, pero se escondieron tratando de no verse afectados por una polémica injusta y tratando de que el tema fuera poco a poco cayendo en el olvido. 

El primer y más grave error ocurrió cuando el propio club sugirió al Chimy que pidiera perdón por llevar la camiseta que el quería, por lo que legitimó la persecución al jugador, como si tuviera alguna culpa o fuera censurable lucir una prenda del signo político que cada uno quiera. Hemos visto a jugadores de la entidad defender a los agresores de Alsasua sin que exista ningún reproche público. 

Los siguientes fallos en cadena los cometió el propio jugador, cuando siguió arrodillándose implorando el perdón de un grupo de ideología nazi como Indar Gorri, que ya acumula varias condenas por palizas y agresiones gratuitas y son considerados un grupo criminal por los tribunales, sin que el club haya movido un dedo para expulsar de una vez por todas a un grupo que utiliza el nombre de Osasuna para promulgar una ideología de terror y amedrentamiento entre el resto de socios de la entidad y de aficionados de otros equipos. 

La imagen de Osasuna queda muy dañada, prácticamente por los suelos, tras la acción de estos indeseables, pero será difícilmente recuperable si Sabalza y su directiva no toman decisiones firmes cuanto antes.

Osasuna debe acabar de manera firme y pronta con Indar Gorri, un grupo que avergüenza en el campo al resto de aficionados, que insulta a sus propios jugadores por sus desvaríos políticos y que utiliza el nombre de una entidad centenaria que representa a todo el pueblo de Navarra para abochornar a una tierra que no quiere saber nada más de ellos. 

Todos los clubes serios de Primera División han expulsado hace años a los grupos radicales de sus estadios, como por ejemplo ocurrió con los Ultra Sur del Real Madrid o los Boixos Nois de Barcelona.

Los aficionados de Osasuna, el resto de socios, no se merecen tener que aguantar cada día en el estadio a un grupo que se esconde entre la masa para lanzar sus obsoletas y trasnochadas proclamas políticas para enfangar y ensuciar el nombre de una entidad histórica que acaba de recibir la Medalla de Oro de Navarra. 

Sabalza debe pasar a la historia por ser el presidente que cogió a Osasuna cuando la situación era más crítica, el hombre que enderezó el rumbo deportivo y económico del club, pero también como la persona que antepuso la libertad y el respeto a una entidad con la inmediata expulsión de este grupo radical que sobra en la sociedad de hoy en día. 

Fuera Indar Gorri de El Sadar. Y cuanto antes, mejor. 


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